Page 169 - Fricción y realidad en el Caracazo
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NOCHE DE TERROR
(Crónica)
régulo párraga
«Como descomunales martillazos», así oye y le llegan al pe-
riodista Régulo Párraga las ráfagas de ametralladora y fu-
siles contra la pared del edificio donde agazapa su miedo, se
oculta de las balas, del toque de queda y la noche sin fin. El
símil, más dirigido a los oídos que a los ojos del lector, cons-
truye una imagen acústica. Quien lee, de inmediato, es ubi-
cado en un campo de batalla. Es el segundo día del toque
de queda, medida de emergencia decretada por el Gobierno
cuando el Caracazo desbordó a las fuerzas policiales. Son
las 9:00 de la noche. El periódico donde labora Párraga,
El Nacional, no lo envió a cubrir los sucesos que sacudían a
la aguerrida parroquia 23 de Enero. Él vivía allí, regresaba
a la habitación que tenía alquilada en uno de los superblo-
ques de la zona y de pronto se encontró en medio del fuego
cruzado entre militares y francotiradores. La crónica que
escribió no estaba en la pauta que cada mañana recoge en
la sala de redacción. No podía estarlo.
Por los días de los sucesos, estos imponían o cam-
biaban la pauta. Los reporteros salían a cubrir una zona
determinada o a entrevistar a algún personaje del Go-
bierno y, en el camino, eran asaltados por otros hechos
noticiosos. Ningún periodista deja que una noticia poten-
cial pase indiferente por su lado. Mucho menos en un caso
como el de Párraga, quien de súbito se encontró en el ojo
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