Page 129 - Fricción y realidad en el Caracazo
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earle herrera
aquella anarquía estaría la figura de Fidel Castro, según
algunos columnistas. Pocos aceptaban la realidad de un
pueblo que estalló cansado de promesas, con los canales de
participación cerrados, sin organismos de mediación ante
los poderes constituidos y con la convicción de que los
verdaderos saqueadores del país eran los políticos.
Todos estos elementos, piezas deformadas de un rom-
pecabezas en el que no encajaban, todo este drama hu-
mano, colectivo e individual, generaron lo que hemos
llamado letras de emergencia. No las del periodismo in-
formativo, objetivo, sino las de aquel que hubo de recurrir
a la literatura para poder plasmar, en toda su dimensión,
las distintas caras de una realidad confusa y compleja.
Y desde la otra acera, la de los literatos que saltaron de
sus mesas para indagar en la calle como reporteros de su
tiempo. Así se cruzaron los roles entre periodistas y lite-
ratos, porque así lo exigía la representación que, mediante
el lenguaje escrito, buscaron hacer de la realidad. Pronto
las páginas del periódico se convirtieron en las hojas del
libro. Las primeras obras que aparecieron sobre el Cara-
cazo se conformaron con textos que habían visto la luz en
la prensa diaria. Pero no cualquier texto, sino aquellos que
por su forma y contenido perdurarían en el tiempo. Los
géneros periodísticos que permiten, más allá de su conte-
nido informativo y documental, trascender la actualidad,
inmediatez y proximidad, son —y en este caso fueron—
el reportaje, la entrevista y la crónica. También, ya en el
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campo de la opinión, el articulo y el ensayo breve .
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El escritor y periodista Armando José Sequera se dedicó a recabar
los relatos de la gente sobre el Caracazo. Publicó algunos como
crónicas en El Diario de Caracas (14 de marzo de 1989, p. 8), bajo
el título de «Relatos del despelote». Luego, los mismos pasarían
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