Page 10 - El primer tutor de Bolívar
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Colección
Herederos de Bolívar
— ¿De qué te ríes, tunante? –pregunta el tutor.
—De nada, señor de nada. Me río porque lo apetezco.
El muchacho no quiso comprometer a la señora que lo favorecía
con dulces en cada ocasión en que el tutor, al salir para la Audiencia,
encerraba a Simón en la sala alta de la casa. Simón y el tutor salían casi
todas las tardes a caballo, y retornaban después de horas de paseo.
El licenciado montaba su caballo zaino y el pupilo un burro negro
algo perezoso. El maestro aleccionaba al discípulo, durante el paseo,
aprovechando cualquier incidente que mereciese darle una lección.
—Usted no será jamás hombre de a caballo –dice el licenciado a Si-
món, que no tenía compasión del asno.
— ¿Qué quiere decir hombre de a caballo? –preguntó el niño. El licen-
ciado da una explicación satisfactoria, a la cual responde Simón:
— ¿Y cómo podré yo ser hombre de a caballo montando en un burro
que no sirve para cargar leña?
—Así se comienza –responde el tutor que sabía aprovecharse de todo
para departir con el pupilo .
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1- Podría formarse una colección de los dichos, respuestas, frases irreflexivas, contestaciones
oportunas, en ocasiones dignas de elogio, en otras dignas de censura, del niño Simón de Bolívar,
durante el tiempo en que estuvo bajo la vigilancia del célebre tutor don José Miguel Sanz. Doña
Alejandra Fernández de Sanz, esposa de éste, que fue para el inquieto pupilo una providencia
siempre cariñosa, siempre oportuna, trasmitió a su hija doña María de Jesús Sanz, después la
esposa de don Cástor Martínez, cuanto conservaba de caro acerca de las frases y respuestas
de Bolívar. De labios de doña María de Jesús, señora de gratos recuerdos para la sociedad de
Caracas, supimos muchas de las historietas de Bolívar; y todavía hoy, los nietos del tutor, relatan
incidentes que se han ido conservando en esta familia, durante cien años. Nos es placentero
dedicar hoy en esta leyenda algunas líneas a la memoria del célebre tutor, jefe de la tan conocida
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