Page 116 - El cantar del Catatumbo
P. 116

como el Burro Evaro, capaz de salvar al mundo, según
           lo cuenta y canta el poeta Ciro Vargas.
              Hubo una época de hambruna, de peste por aquí.
           La gente se moría en el camino. De allí este paraje que
           se llama Animas de Guasare. Dicen que se las oye llorar
           todavía. Y este otro: Animas de Güira, donde se halló
           un niño amamantado por su madre muerta.
              Almas que le dan a estos parajes algo de volada me-
           tafísica, de inminencia, de tiempo irresuelto entre los
           peregrinos arenales, el sol inmóvil y el viento encerrado.
              A ambos lados se extiende el Caribe, sediento de
           borrar las dos orillas. Por ahora el médano resiste. Me
           cuentan que las gentes se hunden en las arenas para
           curar sus huesos con los rayos ultravioletas que creen
           éstas acumulan.
              Ocultas radiaciones, muertos que se lamentan, es-
           pacio y tiempo batallando sin lugar en la insolación.
              Y el cardón fijo contra el mar en movimiento,
           mientras todo se yergue y se destruye, infinitamente,
           en la intemperie.















                                                            115
   111   112   113   114   115   116   117   118   119   120   121