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58 Ecosocialismo l Andrés Bansart
al final del siglo XVIII (cuando, precisamente, se votaba en Francia
la Carta de los Derechos Humanos); es ahora el país más pobre de la
región, un país cuyos bosques fueron talados para desarrollar las
plantaciones azucareras, un país erosionado, desertificado, cada
vez más empobrecido. ¿Cómo se podrían respetar los Derechos
Humanos en un país irrespetado por la mal llamada “comunidad
internacional”? Porque ésta, en la época, decretó un embargo contra
Haití, cuando éste decretó su independencia en 1804. Decretó un
embargo, encerró el país, lo aisló después de que Francia lo hubiera
desforestado, saqueado y ecológicamente destrozado. Décadas
después, al final del siglo XIX, Haití tuvo que pagarle a Francia una
enorme suma de dinero para que se levantara el embargo y que el
país exangüe pudiera vender algunos productos de su economía
descompuesta e importar algunos objetos de primera necesitad a
precios exorbitantes. El país exhausto nunca iba a levantarse entre
su ecología destrozada y su economía despedazada. ¿Cómo pudo
Francia cobrar aquella suma gigantesca para levantar el embargo
impuesto a la colonia que había explotado y expoliado hasta más no
poder? Es ella, Francia, quien tendría que pagar una deuda ecoló-
gica y social inmensa a Haití. ¿Cómo se podrían respetar los Dere-
chos Humanos más elementales en un país como Haití? ¿Y quién o
quiénes son los responsables de esta injusticia grosera?
Se sabe que las ex-metrópolis nunca admitirán tener deudas
con respeto a sus ex-colonias y, por lo tanto, jamás las pagarán. Pero,
por lo menos, que no sigan interviniendo continuamente en los
asuntos internos de estas ex-colonias, imponiendo sus voluntades
e impidiendo las transformaciones indispensables. Esas volun-
tades tienen que ver con sus intereses neo-coloniales; por lo tanto,
las transformaciones van en contra de estos mismos intereses. De
esta forma, ¿cómo podrían respetarse los Derechos Humanos a
nivel global y a nivel de los países?
Los países ricos (que se auto-denominan el Primer Mundo o
países desarrollados) siguen pensando que ellos son los guardianes
de los Derechos Humanos a escala del planeta, que pueden enviar
comisiones de control a los países del Tercer Mundo para verificar