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54 Ecosocialismo l Andrés Bansart
con metas de explotación máxima) provocaron desequilibrios
ecológicos a menudo irreparables.
Se sabe que la biodiversidad es una de las principales caracte-
rísticas que garantizan la estabilidad y la riqueza de los ecosistemas.
La implantación de enclaves mineros y la monoproducción agrícola
fueron fragilizando cada vez más los ecosistemas. La explotación
antiecológica de la naturaleza se acompaña siempre de una explo-
tación del ser humano (ambos entran en una misma lógica).
De este modo, la colonización impuso formas de explotación de
la energía humana, a través de la esclavitud y la servidumbre, que
iban a la par con la destrucción de los ecosistemas.
Desde 1492, los pueblos del continente, que llamamos ahora
América Latina, han sido pisoteados y explotados de manera siste-
mática por las potencias coloniales. Los pueblos originarios de las
Américas han sido perseguidos y a menudo aniquilados física y
espiritualmente. La trata de esclavos africanos, junto a esta exter-
minación de los indígenas, representa el mayor genocidio y crimen
contra la humanidad jamás cometido. El esclavo indígena, afri-
cano o afrodescendiente no sólo era una mercancía (ya que este se
vendía y se compraba), sino también un instrumento de producción
empleado para extraer metales preciosos, talar árboles o trabajar
en las plantaciones.
Durante la colonia, se produjeron fuertes cambios demográ-
ficos que podríamos considerar también como desequilibrios
ecológicos si observamos el οίκος (eco sistema o, de manera más
amplia, eco-región) como la conjugación de todos los elementos
bióticos y abióticos en un espacio que adquiere, por esta misma
interdependencia, una característica propia. Los indígenas desapa-
recieron casi totalmente del Caribe insular en unos cincuenta años,
mientras su número disminuyó de manera drástica en la parte
continental. Los aborígenes murieron por millones de causas de los
enfrentamientos con los europeos, las enfermedades importadas
de ultramar y los trabajos forzados en minas y plantaciones.
De este modo, se ve claramente la relación estrecha entre
explotación económica, explotación del ser humano y destrucción