Page 50 - Ecosocialismo
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Los derechos humanos en una perspectiva ecosocialista 49
individuo hasta la humanidad entera, cada cual con sus respectivos
derechos y deberes.
Así, los países tienen derechos y obligaciones. Deben hacer
respetar sus derechos y asumir sus deberes hacia sí mismos y
hacia los demás. No se trata solamente de la soberanía territorial, la
soberanía sobre sus riquezas y otros derechos que a menudo están
pisoteados por otros países o empresas transnacionales. Se trata
también de los deberes que tienen hacia sus vecinos, hacia la comu-
nidad internacional y hacia el ambiente común, el planeta, del cual
la humanidad entera forma parte.
Teóricamente, es esta llamada “comunidad internacional” quien
debería, mediante el Derecho Internacional, asegurar el orden y la
justicia en el planeta. Pero todos sabemos que las Naciones Unidas
y otros organismos internacionales son cómplices de las potencias
imperialistas o neocolonialistas. Hay, por lo tanto, que encontrar,
trazar y abrir nuevos caminos.
La Nación no es un ente abstracto. La Nación somos tú, yo, ella,
nosotros todos, las comunidades de base reunidas en un mismo
esfuerzo de respeto ecológico para el equilibrio ambiental y de
transformación económica para la equidad social. Debería serlo. Y
las Naciones Unidas deberían ser el concierto de todas las naciones
para el equilibrio del planeta y para el bien de toda la humanidad.
Pero quienes gobiernan las naciones no hacen lo que deberían
hacer: mantienen las injusticias entre las clases sociales, favorecen
el consumismo grosero de unos pocos y no se preocupan por el
hambre de las mayorías, defienden los intereses de unas minorías
y los intereses de las empresas “transnacionales” de las cuales a
menudo son los representantes. Las naciones no son unidas: están
divididas entre ricas y pobres, explotadas y explotadoras, depen-
dientes e imperialistas.
¡Qué Derechos Humanos! La inmensa mayoría de los seres ni
viven como seres humanos. ¿Qué Derechos? Ni saben que tienen
Derechos. Y, si lo supieran, ¿cómo podrían defenderlos? Indivi-
dualmente, desde luego, nunca podrían hacerlo. Por eso insistimos
tanto sobre los derechos de las colectividades de base o sobre los