Page 118 - Ecosocialismo
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Algunos derechos esenciales en la perspectiva ecosocialista  117



           al amo. El obrero llegó a ser la propiedad de otra persona. Cuanto
           más produce el obrero, más acrecienta el capital y más refuerza la
           economía de mercado.
              Los movimientos obreros de finales del siglo XIX y de la primera
           mitad del siglo XX permitieron lograr victorias sobre el capitalismo
           (o, por lo menos, algunos arreglos con éste). La burguesía tuvo que
           aceptar estos arreglos para impedir una Revolución en Europa occi-
           dental. Así, la clase obrera adquirió “beneficios sociales” (los cuales
           eran solamente pedazos de justicia) y mejoró su nivel de vida.
              Sin embargo, la clase obrera no logró impedir las guerras
           europeas del siglo XX (unas guerras producidas por la lucha entre
           fuerzas capitalistas). Estas guerras europeas se convirtieron en
           guerras mundiales y se fueron tejiendo posteriormente con las
           guerras colonialistas y neocolonialistas europeas (las cuales
           forman siempre parte de una misma lógica capitalista).
              En efecto, paralelamente a los acontecimientos económico-
           políticos europeos de los siglos XIX y XX, la misma Europa seguía
           colonizando y explotando otras partes del mundo. Cuando juzgó
           esto necesario, en el siglo XX, empezó a importar desde allí una
           mano de obra para los trabajos que ya ni las capas populares euro-
           peas querían hacer. Habría que analizar cómo la Unión Europea y
           los países que la componen tratan a los inmigrantes cuando ya no
           los necesitan. Incluso inventaron una terminología racista como “la
           inmigración selectiva”.
              A principios del siglo XXI, los trabajadores europeos se habían
           convertido en una especie de pequeña burguesía desvinculada de
           los inmigrantes que los habían reemplazado. Las mismas injusti-
           cias se fueron reproduciendo con los inmigrantes. Pero muchos
           de los mismos trabajadores europeos fueron perdiendo lo que
           habían ganado. ¿Dónde estaban los sueños socialistas de los años
           que habían florecido entre las dos primeras guerras mundiales?
           ¿Dónde estaban los tiempos de ocio, la posibilidad de vivir su
           vida, de recuperar su autonomía, de tener una vida espiritual más
           elevada, de sentirse y saberse partícipe de un mundo mejor?
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