Page 116 - Ecosocialismo
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Algunos derechos esenciales en la perspectiva ecosocialista  115



           utópica si se entiende como el fruto de un determinismo que, desde
           luego, no podemos aceptar. No se trata de ser fatalista. Se trata
           de ser revolucionarios. Y se es revolucionario solamente con una
           reflexión clara y con una voluntad sin falla en cuanto a la praxis.
              Vamos a ver brevemente cómo se consideró el trabajo, en la civi-
           lización europea y euroamericana hasta la Revolución Industrial
           y cómo el capitalismo siguió esta actividad humana hasta los días
           actuales. La tradición judeocristiana considera el trabajo como una
           actividad expiatoria; durante milenios, se mantuvo esta visión. En
           la Edad Media europea, quienes trabajaban eran los siervos, mien-
           tras los señores se divertían o se hacían la guerra (tal vez consi-
           deraban como trabajo el hecho de mandar a matarse a los pobres
           infelices que ni sabían por qué estaban sufriendo o muriendo en
           estos campos de batalla). A partir del siglo XVI, los conquistadores,
           colonizadores y mercaderes hicieron trabajar a los demás (el suyo
           consistía en mandar). Esclavizaron a los indígenas y a los africanos.
              Las cosas empezaron a cambiar con la Revolución Industrial.
           La tecnología permitió reemplazar la mano de obra esclava por
           máquinas: se decretó la abolición (como si fuera un gesto huma-
           nitario), se dejó a los ex-esclavos sin empleo y, por lo tanto, en la
           miseria, y se utilizó a algunos de ellos en ciertas épocas del año para
           la zafra u otras actividades temporarias que no podía realizar la
           máquina. Ya, en la época, se hablaba de los “Derechos del Hombre”
           (pero parece que existían diferentes clases de hombres según el
           color de la piel, el género u otras características).
              En cuanto a la propia Europa, la Revolución Industrial generó
           una mayor explotación del hombre por el hombre. Los mismos
           hombres blancos, descendientes de los siervos, campesinos pobres
           y otros explotados del campo, llegaron a ser obreros en las minas de
           carbón, las fábricas y ciudades que parecían campos de concentra-
           ción. Las modalidades del trabajo cambiaron sustancialmente y la
           visión más o menos segura que los artesanos gremiales tenían de
           su trabajo (recordemos las corporaciones de la Edad Media) se vio
           azotada por la división del trabajo, el régimen de asalariados y la
           inseguridad del empleo.
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