Page 36 - Del Tradicionalismo a la Modernidad
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naciones  dependientes  y  sub-  desarrolladas  están  luchando  por
           una  transformación  de  las  relaciones  básicas  entre  ellas  y  los
           centros imperialistas. La OPEP es actualmente el más importante
           y  eficaz  de  los  instrumentos  de  defensa  de  los  países  sub-
           desarrollados  contra la  dominación  económica de  las  potencias
           imperiales.  Está  demostrando  a  todos  los  pueblos  del  tercer
           mundo que la lucha por la liberación económica nacional puede
           realizarse desde ya, con posibilidades de triunfo. La fórmula de la
           unidad  de  acción  adoptada  por  los  países  exportadores  de
           petróleo  puede  servir  de  modelo  para  los  productores  y
           exportadores de otros productos básicos, tales como el cobre, el
           estaño, el café y las bananas.
           Otros pueblos combaten con las armas, en justas guerras de libe-
           ración, por su autodeterminación y su independencia.
           En el transcurso de su lucha, estos pueblos aprenden que las in-
           justicias y la explotación existentes están consustanciadas con el
           sistema capitalista-imperialista y no podrán ser superadas total-
           mente sino por la transformación socialista del mundo. Solo una
           enérgica intervención del poder público al servicio de las clases
           populares es capaz de cambiar las tendencias de sus respectivas
           economías  hacia  el  atraso  y  la  dependencia,  e  impulsar  un
           desarrollo  independiente.  Los  nacionalismos  reivindicativos  de
           cada  país  dependiente  deben  estar  enmarcados,  dentro  de  la
           solidaridad  internacional  de  todos  los  pueblos  débiles  que,  al
           unirse  se  harán  fuertes.  Al  mismo tiempo,  comprenden  que les
           conviene  aliarse  con  las  fuerzas  socialistas  y  progresistas  que
           existen  en  el  seno  de  los  propios  centros  imperialistas,  y  con
           pueblos del mundo socialista.
           De  esta  manera,  la  segunda  contradicción  de  nuestro  tiempo
           (Imperialismo- pueblos dependientes) está estrechamente ligada
           a la primera (capitalismo-socialismo),  y  subordinada a ella.  La
           lucha de liberación de los pueblos dependientes tendrá éxito si se
           enrumba hacia la democracia socialista. Sin liberación nacional,
           el cambio hacia la democracia socialista estaría cerrado, aunque
           ello no significa que las tareas de tipo socialista tengan que espe-
           rar hasta que el proceso de la liberación esté realizado a cabali-

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