Page 21 - De mi propia mano
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a orillas del Paraná, en Maipo, en Boyacá, en Carabobo, en Pichincha y al
                 pie del Chimborazo. En medio de aquellos americanos valientes defenso-
                 res de la libertad, había algunos extranjeros fieles a la causa en cuyo obse-
                 quio perecieron tantos paisanos suyos. Entre ellos hallábanse algunos que
                 habían combatido a orillas del Guadiana y del Rhin, y que presenciaron el
                 incendio de Moscú y la capitulación de París”.


                              PARA COMPLETAR LA LIBERTAD


                 Al precio de su existir, construyó Sucre el instrumento demoledor del co-
                 loniaje. Respecto a ese ejército de libertad, él piensa que sería desperdicio
                 sin excusa no utilizarlo al máximo prolongando su empleo en tareas que lo
                 piden. Así, el guerrero infatigable piensa en la libertad de Cuba y Puerto
                 Rico.
                    A dos semanas de Ayacucho, el Libertador reconsidera esa iniciativa
                 que fraterniza y equipara a esos compatriotas del Caribe con los de la tie-
                 rra firme: “¿No son americanos estos insulares? ¿No son vejados? ¿No
                 desean su bienestar?”. Tales fueron las preguntas en la Carta de Jamaica.
                 Mas, la porfiada terquedad de completar la emancipación americana será
                 de Sucre a partir de febrero de 1825 y hasta allá por septiembre de 1826. Es
                 importante advertir que en las instrucciones de Sucre para los diputados
                 de Bolivia al Congreso de Panamá, suscritas en Chuquisaca el 13 de julio
                 de 1826 –un mes antes de las que Bolívar expide en Lima el 11 de agosto–,
                 se lee con ideas que serán comunes de ellos: “9  El objeto primordial de
                                                           o
                 la liga de las fuerzas de mar y tierra que debe solicitarse ardientemente
                 es: Primero: defender cualquier punto de los aliados que sea invadido.
                 Segundo: expedicionar contra las islas de Cuba y Puerto Rico. Tercero:
                 expedicionar contra España si tomadas estas islas no hiciere la paz con los
                 confederados” . A Bolívar le pondera la óptima calidad de sus tropas de
                              9
                 Ayacucho, que duplica con virtudes su fuerza, y las cuales puestas “en La
                 Habana darían a Colombia y a la América un día de tanta gloria como el
                 nueve de diciembre, y la posesión de una bella isla” .
                                                              10
                 9. Doc. II-363.
                 10. VI-465.


                                          BIBLIOTECA AYACUCHO
                                                XIX






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