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56 | Agroecologías insurgentes en Venezuela
Subregión: llanuras costeras
Básicamente, se distribuye geográficamente al noroeste de la región
oriental, que se corresponde casi con la totalidad de la costa del estado
Anzoátegui, aunque además ocurre en medianas extensiones de Sucre
y Nueva Esparta. Se trata de llanuras bajas, con alturas inferiores a
los 40 m s. n. m., ubicadas entre el piedemonte de los alineamientos
montañosos y la costa (Boadas, 2009), constituidas por las áreas de
influencia de un conjunto de sistemas fluviales, fluviomarinos y canales
de marea, afluentes del mar Caribe.
En esta subregión, predominan sedimentos arcillosos de origen marino,
ricos en sales, de edad reciente (Holoceno) con suelos de relieves muy
planos y ricos en arcillas expansivas que se agrietan al secarse, con drenaje
imperfecto, por lo que se inundan con frecuencia. Las condiciones climáticas
son de temperaturas altas durante todo el año, con valores promedios de
29 °C. Las precipitaciones son bajas, menores a los 600 mm al año, con un
período húmedo que abarca de 2 a 5 meses, lo cual determina condiciones
de semiaridez pronunciada. Con frecuencia, la longitud de esta estación
húmeda no es suficiente para obtener una cosecha segura de un cultivo de
ciclo corto como el maíz, por lo cual debe aplicarse riego en la mayor parte
del año. Estas condiciones de aridez contribuyen a la acumulación de las
sales de origen marino, las cuales no son lavadas durante las lluvias y tienden
a ascender hacia la superficie del suelo con las aguas capilares durante la
estación seca. Ello es determinante para la presencia de especies vegetales
adaptadas a la salinidad; por ello, en las lagunas litorales y marismas de la
desembocadura del río Unare o de la isla de Margarita, son comunes las
comunidades de manglares de diferentes especies (Elizalde et al., 2007),
y los salares son muy notables en Puerto Píritu, Araya, Punta de Piedras,
Pampatar y Juangriego (Boadas, 2009).
En la franja marino-costera, existe una invalorable riqueza ictiológica
debido a la presencia de aguas con temperaturas promedio de 15 °C, baja
salinidad, alto contenido de oxígeno y alta penetración de luz, creándose
condiciones muy favorables para el desarrollo de varias especies (Cilento,
2008) tanto en los espacios marinos, como en los ríos de caudal permanente
y las lagunas de Unare, Píritu y La Restinga; adicionalmente las aguas marinas
circundantes, son enriquecidas con sustancias nitrogenadas y organismos
planctónicos transportados desde las desembocaduras de los ríos Maroní,
Esequibo y Orinoco por la corriente ecuatorial del norte (Boadas, 2009),