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Elementos agroambientales del oriente venezolano | 45
Subregión: Llanos orientales
Es la unidad que ocupa la zona centro-meridional de la región y
se caracteriza por presentar un relieve de plano a suave ondulado y
con pendiente, que varía de 1 % a 5 %. El tipo de clima es uniforme,
predominando el bosque seco tropical. Posee suelos muy evolucionados,
arenosos, poco fértiles y la actividad económica está representada por la
ganadería extensiva y semiintensiva. En la agricultura caracterizada por
cultivos anuales mecanizados han destacado el sorgo, maíz, maní, palma
africana, caña de azúcar y las plantaciones de pino caribe. La vegetación
natural de la mesa es de tipo herbácea o sabana, con bosques de galería
y de morichales. Esta unidad, por su enorme, extensión cuenta con
importantes ríos que cruzan el territorio de oeste a este, como el Amana,
que nace en Anzoátegui, atraviesa todo Monagas y desemboca en el río
Guanipa que, finalmente, drena sus aguas en el golfo de Paria (Silva, 2009).
En los valles presentes en los Llanos orientales predomina el
morichal, debido a la alta humedad proveniente de manantiales de aguas
subterráneas, los suelos son arenosos con mediano contenido de carbono
orgánico sometido a inundaciones periódicas (Cilento, 2008). Entre los
valles, el que corresponde al río San Juan merece atención particular dada
la peculiaridad de su microclima; se presentan las mayores precipitaciones
de la zona que, en su mayoría, son de origen orográfico, beneficiadas por
la humedad que arrastran los vientos alisios del noreste y por su cercanía
a grandes masas de agua (golfo de Paria). En su margen sur, se encuentra
la localidad de Caripito, donde se presenta un régimen de precipitación
bimodal caracterizado por un corto período de sequía, comprendido entre
febrero y abril, y un período lluvioso de nueve meses, que va de mayo a
enero, con un promedio de precipitación total anual de 2154 mm, y una
temperatura promedio anual de 26 °C, hecho que permite que los suelos
conserven suficiente humedad para mantener una vegetación boscosa
(Silva, 2009), condiciones ideales para la producción de cacao. Este cultivo,
que ha sido históricamente de gran importancia para el desarrollo de la
región, en la actualidad es considerado de gran relevancia ecológica, ya que
sus características obligan a mantener el ecosistema donde se desarrollan.
El cacao, al igual que el café, son cultivos de sotobosque; es decir: que sin
la sombra de especies arbóreas de mayor tamaño no logra desarrollarse
(Brito, 2009). El interés actual en torno al cacao es notorio. Su consumo
reciente a nivel mundial es significativo, no solo como chocolate, sino