Page 130 - Agroecologías insurgentes en Venezuela Territorios, luchas y pedagogías en revolución
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130 | Agroecologías insurgentes en Venezuela
En el lenguaje de los muchachos chavistas de las urbes se han instalado
vocablos e ideas que hablan de un sincero recomienzo: el desaprender, el
aprender haciendo, el jugarle limpio a la naturaleza, el rechazo a la industria
farmacéutica y a la de los alimentos, “porque en la naturaleza encontramos
el alimento sano y sanador”; el desprecio por lo que significan Monsanto
y otras transnacionales del ramo, la comprensión del sistema o circuito
que encarece los alimentos (intermediarios, mafias de las carreteras,
insumos agroquímicos), el cuido de los cursos de agua, el inminente o
efectivo retorno al campo como opción de vida, la distinción entre semilla
campesina y semilla comercial: de todos esos temas se discute con una
ansiosa pasión que, a veces, desvía la atención de los objetivos prácticos
y urgentes del país. Pero, de todas formas, resulta gratificante oír a un
muchacho proponer la eliminación de los grandes sembradíos, desde ya,
y su sustitución por el sistema conuco y la implementación masiva de
métodos y técnicas para las cuales todavía no estamos preparados.
Se ha instalado también, a modo de burla o chiste, una expresión que
designa a los neocampesinos o entusiastas proponentes de agroecologías
y permaculturas: jipis, los llaman, y, entre burla y palmada cordial, se
va propagando el saber que no tiene nada de jipi, sino de campesino
integrado a la tierra.
Entre el pensamiento pragmático y el candor, siempre habrá espacio
para la amarga discusión, pero también para el salto adelante que la
dialéctica propicia: esos jóvenes que hablan como acabando de descubrir
elementos y procedimientos que ya usábamos hace siglos, antes que
vinieran a convertirnos en seres secuestrados en ciudades, son la semilla
que germinará en ciudadanos más apegados al jugarle limpio al planeta,
que, de paso y por cierto, es el quinto objetivo de la patria.