Page 112 - Agroecologías insurgentes en Venezuela Territorios, luchas y pedagogías en revolución
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112 |  Agroecologías insurgentes en Venezuela



               En el comercio de Cádiz (España), se asigna al cacao de Caracas
               la primera clase; su precio era superior 30 o 40 por ciento al de
               Guayaquil (Ecuador). La cosecha anual de la provincia de Caracas
               se evalúa en 135 fanegas de cacao, de las que 33 mil fueron
               destinadas para el consumo interno, 10 mil para las colonias
               españolas,  77 mil  para  la  metrópoli y  15  mil  para  el  comercio
               ilícito con las colonias francesas, inglesas, holandesas y danesas.
               (Humboldt, 1956, pp. 136-137)

            Para llegar a esas 135 fanegas de cacao, en cada cosecha —tomando en
         cuenta que una fanega son cincuenta kilos y son dos cosechas al año—,
         había  que someter al esclavizado por  dos  vías:  primero,  por  el trabajo
         forzado  y, segundo, a través  de  la aculturación  religiosa. Aún quedan
         evidencias, como la plasmada en la obra Pía de Chuao (estado Aragua),
         hacienda de cacao que estaba en manos de la Iglesia que, en los tiempos de
         la esclavitud, fue un ejemplo de cómo se utilizó la práctica de la religiosidad
         forzada con fines de explotación, para despersonalizar a los seres humanos
         procedentes de África y sus descendientes. Veamos:


               Se tocará la campana (de la iglesia), como se acostumbra en los
               pueblos, a las cinco  de la mañana,  que  concurrirán  todos los
               esclavos de ambos sexos, desde la edad de 12 años, a alabar a Dios
               y dar gracias cantando en voz alta. (Arcila Farías, 1968, pp. 554-555)


            Más adelante, al terminar la faena de trabajo, de sol a sol, el
         reglamento exigía:


               Todos los días  al anochecer,  se tocará la campana para  reunir a
               todos los esclavos grandes y pequeños, que concurrirán al patio.
               Los hombres con un corto brazado de leña y las mujeres con otro
               de yerbas, y recibido por todos los mandadores, se tocará la oración
               que entrarán a rezar, siguiendo luego el rosario de todos los lunes,
               miércoles, viernes y sábados, y en los martes, jueves y domingos… la
               doctrina. Los muchachos han de rezar todas las noches la doctrina y
               oraciones divididos en dos, tres o más porciones, según sus edades
               y lo adelantados o atrasados… Concluido el rezo y las alabanzas al
               señor, cantadas que son de costumbre, se pasará a todos por sus
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