Page 110 - Agroecologías insurgentes en Venezuela Territorios, luchas y pedagogías en revolución
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110 |  Agroecologías insurgentes en Venezuela



         De la trata negrera al cimarronaje
            El proceso de la trata negrera arrancó del vientre de África subsahariana
         a más de veinte millones de seres humanos de distintos pueblos africanos,
         para luego ser sometidos a un largo proceso de esclavización y arrojarlos
         a un  sistema  carcelario productivo,  llamado haciendas  de  cacao  o
         plantaciones de caña de azúcar, entre otras actividades. La trata negrera
         desató un proceso de resistencia, el cimarronaje, que fue una forma de
         lucha frontal contra el sistema opresor esclavista.
            El  Diccionario de la lengua española, citado por el lingüista Juan José
         Arrom, define cimarrón o cimarrona como el esclavo o el animal doméstico
         que huye al campo y se hace montaraz. Este término aplica también
         “a  la  planta  silvestre  de  cuyo  nombre  o  especie  hay  otra  cultivada”
         (Arrom, 1983, p. 47). La animalización de las personas africanas y sus
         descendientes, en el hecho de huida y confrontación contra su explotador,
         fue limitado a un significado de “salvaje”. Sin embargo, ese cimarronaje,
         ante la estructura represiva esclavista, desde las perspectivas de valoración
         humana, debemos resignificarlo desde un punto de vista ético; es decir:
         todo ser oprimido debe luchar por su libertad.
            El sistema  esclavista  no solo estaba  referido a la explotación física
         del africano: se trataba de convertirlo en una pieza del engranaje de la
         hacienda,  la plantación o de  los proyectos  mineros extractivos,  como
         el oro, la plata o el cobre. En otras palabras, para poder convertirlo en
         una pieza de engranaje, había que desarraigarle su memoria, cambiarle el
         nombre y adaptarlo a un territorio carcelario que no le pertenecía. Como
         conocemos, el nombre, en la diversidad cultural y afroepistemología  del
         África subsahariana, encierra el ancestro y la Kanda (Tierra, en lengua
         kikongo). El nombre es la prosecución de los muertos, de los ancestros
         en el mundo visible y su relación con la Ngonda (luna) o sol (Ntangu), para
         decirlo en lengua kikongo o en lengua yoruba (olorum) o ancestro (egun).
            Con el objeto de desterrar de la corporeidad africana, manifesta en
         la lengua  y  la espiritualidad,  se  impuso  una religiosidad  forzada  como
         estrategia en busca de la conspiración desarticuladora de la personalidad
         africana. Así aparece el “Catecismo de los esclavos”, documento elaborado
         por la Iglesia católica, apostólica y romana en la colonia. El texto se orienta
         bajo una guía de pregunta y respuesta.
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