Page 48 - Afrovenezolanidad e inclusión en el proceso bolivariano
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CAPÍTULO IV
El peligro negro es el más grave y su solución es más difícil. Ya
Venezuela tiene una población negra considerable, que no es conve-
niente tratar como raza inferior. En nuestro país, los negros, han
sido la materia prima, el elemento en el cual reclutaron sus ejércitos
casi todas las revoluciones. Un aumento sensible de la población
negra podrá perturbar el desarrollo normal de nuestras institu-
ciones democráticas y de toda nuestra vida nacional, y sobre todo
comprometer gravemente nuestra unidad moral (García, 2001: 81).
Esta posición del economista venezolano, de origen italiano,
Alberto Adriani, nos devela dos cosas: la primera es que nuestro país
tenía una alta población de origen africano; segundo, en el plan de
inmigración que planteaba el Gobierno para esos años, sostenía que
no debían ingresar “negros” al país procedentes de las Antillas porque
podrían corromper las incipientes instituciones democráticas.
Por último, tenemos a uno de los mayores intelectuales de
nuestro país que aún tiene una enorme vigencia en la actualidad. Se
trata de Arturo Uslar Pietri, padre del mestizaje venezolano. Uslar
sostenía con respecto a la modernización del Estado venezolano los
siguientes elementos partiendo de los componentes étnicos:
El indio era aún mucho más incapaz de valoración que el español.
Nunca tuvo capacidad ni resignación para el trabajo sistemático.
Al hablar del indio, las palabras pereza y vicio surgen constan-
temente de la pluma de los cronistas coloniales. La aparición del
negro en América fue una consecuencia de la misma incapacidad
del indio. El negro por su parte, tampoco constituye un aporte que
pueda beneficiar a la raza. La mezcla resultante no ha superado los
componentes originales. Lo que pudiéramos llamar la raza venezo-
lana actual es, en rasgos generales, tan incapaz de una concepción
moderna y dinámica del trabajo y de la riqueza, como lo fueron
sus ascendientes. Esto quiere decir que si no modificamos grande-
mente la composición étnica de nuestra población será casi impo-
sible variar el curso de nuestra historia y hacer de este país un
ESTADO MODERNO (García, 2001: 82).
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