Page 14 - Bolívar como político y reformador social
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Colección
                                                            Herederos de Bolívar



            de ser vendidos a los que buscan criados fieles o esposas inocentes. Los
            niños se habían de recoger en casas cómodas y aseadas, con piezas des-
            tinadas a talleres y éstos surtidos de instrumentos y dirigidos por buenos
            maestros… Las hembras aprendían los oficios propios de su sexo, conside-
            rando sus fuerzas; se quitaban por consiguiente, a los hombres, muchos
            ejercicios que usurpan a las mujeres. Todos debían estar decentemente
            alojados, vestidos, alimentados, curados y recibir instrucción moral, so-
            cial y religiosa… se daba ocupación a los padres de los niños recogidos, si
            tenían fuerzas para trabajar; y si eran inválidos se les socorría por cuenta
            de sus hijos; con esto se ahorraba la creación de una casa para pobres
            ociosos, y se daba a los niños una lección práctica sobre uno de sus prin-
            cipales deberes. Tanto los alumnos como sus padres gozaban de libertad
            –ni los niños eran frailes ni los viejos presidiarios–; el día lo pasaban
            ocupados y por la noche se retiraban a sus casas, excepto los que querían
            quedarse. La intención no era (como se pensó) llenar el país de artesanos
            rivales y miserables, sino instruir, y acostumbrar al trabajo, para hacer
            hombres útiles, asignarles tierras y auxiliarlos en su establecimiento… era
            colonizar el país con sus propios habitantes. Se daba instrucción y oficio
            a las mujeres para que no se prostituyesen por necesidad, ni hiciesen del
            matrimonio una especulación para asegurar su subsistencia . 8

          Para apreciar debidamente el alcance de este plan en aquellos días, debemos
       recordar que en la propia Europa no existían entonces, para los hijos del pueblo,
       sino aquellas Casas de Misericordia, aquellos Conventos, Cárceles y Hospicios,
       que indignaban a Bolívar y a don Simón; y que hasta principios de este siglo las

       8  Rodríguez, S. (1830). El Libertador del mediodía de América y sus compañeros de
       armas defendidos por un amigo de la causa social. Arequipa, Perú: Imprenta Pública. La
       cita de Rodríguez se refiere en concreto a lo decretado en Bolivia; pero los planes eran
       iguales para el Perú y Colombia. En ésta –en Bogotá– Rodríguez acaba de fundar una
       “Casa de Industria Pública”, según el mismo modelo.
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