Page 53 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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Para tener un panorama completo es necesario comprender cómo
              el progresismo ha destruido movimientos sociales y comunidades,
              incluyendo la represión, que no es una anomalía sino parte esencial
              del modelo. En ese sentido, abordaré el análisis de los gobiernos
              progresistas desde tres aspectos:  apropiación del discurso  de los
              movimientos, la búsqueda de enfrentar unos movimientos con otros
              y el aumento de la represión formal e informal.

              1. Apropiación del discurso=confusión: la Hidra se viste con ropajes
              de izquierda, canta nuestros himnos, levanta el puño, enarbola nues-
              tras banderas, Evo Morales dice “mandar obedeciendo”. Lo dijo en
              enero de 2006 cuando asumió la presidencia y lo repitió el 31 de di-
              ciembre de 2010 cuando el pueblo se había sublevado contra el “ga-
              solinazo”. Lo dice cuando organiza consultas falsas para hacer carre-
              teras violando la decisión de comunidades. ¿Por qué se apropian el
              progresismo y la izquierda electoral del discurso y de las banderas de
              los pueblos en lucha? En parte, por una cuestión de legitimidad. Son
              gobiernos y presidentes que necesitan la aprobación de los abajos
              porque llegaron arriba gracias a esos abajos. Y saben que si en algún
              momento los abajos los dejan solos, ellos se caen.
                Pero, además, usan nuestros discursos y nuestros símbolos porque
              necesitan confundir para permanecer en el gobierno. Cuando los de
              abajo organizados se han hecho fuertes, la represión es el peor cami-
              no. Entonces confunden. Y la confusión va unida a la represión, que
              nunca se abandona. La doble dinámica, confusión más represión, es
              una de las principales características del modelo progresista. Por una
              razón central: no hay otro modo para sostener el modelo extractivo
              que hacerlo con represión.

              2. La segunda forma de actuar fue apoyar  a grupos de militantes
              para enfrentarlos con otros grupos de militantes, pero no son gru-
              pos iguales porque uno cuenta con amplio apoyo y financiación del
              Estado. En este aspecto, las cosas son mucho más sutiles. Vemos
              una apropiación del discurso y vemos confusión, pero llevada a los
              territorios de los movimientos de la mano de las políticas sociales.
              Por eso decimos que las políticas sociales son contrainsurgencia,
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              porque han nacido para desorganizar y cooptar a los movimientos
              de base, neutralizar a los militantes y, llegado el caso, criminalizarlos.
                Se trata de dos dispositivos: trabajar con “movimientos” oficialis-
              tas, institucionalizados, cooptados, y a la vez entregar abundantes


              2. Ver mi libro Política y miseria, Lavaca, Buenos Aires, 2011.
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