Page 52 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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es un buen escenario para comprender cómo la Hidra capitalista
se recompone, cómo podemos cortarle una cabeza, un tentáculo
o varios, y sigue ahí, renace, vuelve a crecer… se fortalece incluso,
porque las cabezas que le nacen tienen más fuerza, son más robus-
tas, más capitalistas...
Tres momentos de las últimas dos décadas
Primer acto: En Sudamérica hemos vivido ciclos de luchas importan-
tes desde comienzos de la década de 1990 que han derribado go-
biernos (por lo menos doce gobiernos han caído por la acción direc-
ta popular) en Venezuela, Ecuador, Perú, Paraguay, Bolivia, Argentina
y Brasil. O sea, luchas tan potentes que han hecho caer gobiernos, y
en algunos países derribaron varios gobiernos en pocos años.
Fue una lucha contra el neoliberalismo en su fase de privatiza-
ciones. En esa lucha confluyeron dos abajos: los trabajadores con
empleo fijo y derechos reconocidos (las llamadas clases medias)
y los excluidos. Por un tiempo breve, confluyeron en la lucha con-
tra el modelo.
Segundo acto: Tras la caída de los gobiernos neoliberales privati-
zadores, sea por la acción directa en las calles o por una combina-
ción de movilizaciones y elecciones, ascendieron nuevos gobernan-
tes. Algunos provenían de organizaciones populares, pocos habían
estado en las calles pero las conocían, los modos como las gentes
protestan, se organizan y luchan. Los nuevos equipos dirigentes, en
general, no venían de la vieja clase política, anquilosada, sino de los
movimientos que resistieron al neoliberalismo o estuvieron en la pe-
riferia de los movimientos. Este es un punto clave que nos permite
comprender lo que vino después, o sea cómo la Hidra capitalista re-
construyó la cabeza que los pueblos le habían cortado en las calles.
Tercer acto: Los nuevos gobiernos se colocaron una máscara (an-
tineoliberal, por los derechos humanos, contra la pobreza, por un
mundo multipolar, etc.), pero continuaron el mismo modelo bajo
nuevas formas: monocultivos, minería, especulación inmobiliaria, o
sea extractivismo. Se cerró la etapa privatizadora pero se abrió la eta-
pa de los commodities. Sigue siendo neoliberal porque gira en torno
a la especulación financiera, pero adopta otro discurso, el nuestro,
un discurso tomado de las calles.
Decir que con los gobiernos progresistas no cambió nada parece
exagerado, parece algo así como no querer ver los cambios, los “as-
pectos positivos” de estos gobiernos. Lo que en realidad cambió fue
que con ellos se profundizó el capitalismo. Hay más capitalismo.
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