Page 48 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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atrevernos a acercarnos a la economía del conocimiento, atrevernos
a acercarnos al rol fundamental que va a jugar la ciencia, la tecnolo-
gía y la innovación en el siglo xxi.
Las grandes peleas de este siglo ni siquiera van a ser los temas
comerciales. Los TLC ni siquiera son acuerdos de comercio. Son
acuerdos desde muchos ámbitos, uno de ellos el laboral, pero el más
importante es el de propiedad intelectual, porque estamos entrando
a un siglo en donde el valor agregado está en el conocimiento, en la
ciencia, en la tecnología, en los fármacos, en el hi-tech.
Los movimientos sociales protagonizaron fuertes luchas contra
las políticas neoliberales en la década de 1990, sobre las cuales
se erigieron los gobiernos progresistas en la región. Sin embar-
go, la relación entre unos y otros no siempre se muestra armó-
nica, a veces incluso se presentan confrontaciones como entre el
gobierno de Ecuador y parte del movimiento indígena. ¿A qué se
debe esa conflictividad?
Es una excelente pregunta. Hay varios factores y varias responsabi-
lidades compartidas. Creo que no hay que menospreciar la noción
de que hay una izquierda de la oposición, de la resistencia, de la
lucha, y que no siempre ha sido una izquierda en las ideas, en las
propuestas y en la construcción de procesos. Eso se ha sentido a lo
largo de la historia, desde la época de Salvador Allende, que también
tuvo a gran parte de la izquierda en su contra y habría que valorar si
es que no colaboró de alguna manera (no digo de forma activa pero
sí de forma ingenua) al fracaso político que sucedió en Chile. Porque
al final lo que sucedió fue un golpe de Estado, y de alguna manera
más pragmática, más realista, de pronto la historia hubiera sido otra.
No hay que subestimar el hecho de que hay, lastimosamente, una
serie de compañeros que son muy buenos para la resistencia pero
no siempre muy buenos para la construcción. Eso es un elemento
importante. Hay algunas personas a las que les apesta el poder, y a
veces creen que son de izquierda pero en realidad caen en todas las
trampas del liberalismo, con una suerte de discurso libertario, peli-
groso, que es un discurso antipoder y que no deja de ser un discurso
de la antipolítica. El discurso de que todos los políticos son malos, y
que todo es malo... Bueno, pero entonces si caemos en esto siempre
vamos a dejar que otros gobiernen, y vamos a dejar que nuestras
oligarquías y nuestras élites nos dominen.
Por otro lado, ha habido penetración de muchas ONGs, una iz-
quierda muy vinculada al oenegeísmo, no siempre defendiendo no-
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