Page 155 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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de clase media. No contar con una base social movilizada, encua-
drada en organizaciones sindicales y de masas, e ideológicamente
comprometida con lo que se dio en llamar “el proyecto nacional y
popular”, constituyó el talón de Aquiles del kirchnerismo.
Enfrentamiento con las patronales del campo y “giro a la izquierda”
Varios factores confluyeron para dinamitar el esquema de poder del
kirchnerismo durante los meses iniciales del primer gobierno de Cris-
tina Fernández. Entre ellos cabe señalar el aumento de las pujas dis-
tributivas en el contexto de una economía que ya había ocupado todo
el espacio que había dejado vacante la crisis de 2001 y el impacto de
la crisis económica internacional. Las cosas se precipitaron cuando
a comienzos de 2008, ante una subida exorbitante en el precio de la
soja, el gobierno vio la posibilidad de engrosar sus arcas aumentando
los impuestos a las exportaciones. El conflicto con las corporaciones
rurales derivó en un enfrentamiento de proporciones inimaginables,
que llevó a los sectores más concentrados del poder económico y a
los grandes medios de comunicación vinculados a ellos a pasarse,
con armas y bagajes, al campo de la oposición política.
La derrota del gobierno no sólo daba cuenta de la fortaleza de los
sectores agroexportadores y los grandes medios de comunicación, sino
que también venía a mostrar hasta qué punto había madurado, sobre
todo en los sectores con mayor capacidad de consumo, una cierta “sen-
sibilidad antikirchnerista” que en ocasiones apuntaba más al estilo po-
lítico que a las medidas efectivamente adoptadas. A pesar de que el
gobierno apeló, de manera excepcional, a la movilización de las estruc-
turas sindicales, de las organizaciones sociales afines y de la clase me-
dia progresista, una oposición de derecha carente de referencias políti-
cas claras terminó ganándole la calle y poniéndolo contra las cuerdas.
Cuando todo parecía indicar que el gobierno se doblegaría ante las
grandes corporaciones económicas y mediáticas y se hablaba incluso
de “poskirchnerismo”, el gobierno de Cristina Fernández sorprendió
a propios y extraños con una verdadera fuga hacia adelante, que co-
menzó con la estatización de las jubilaciones privadas y de la televi-
sación de los partidos de fútbol, continuó con el anuncio de la Asig-
nación Universal por Hijo, la sanción de la Ley de Medios y la Ley de
Matrimonio Igualitario –tres medidas que desde tiempo atrás venían
siendo reclamadas por las organizaciones populares– y culminó con la
reestatización parcial de la petrolera YPF a fines de 2012. Este “giro a la
izquierda” le permitió al gobierno recuperarse de la derrota sufrida en
las elecciones legislativas de 2009 y alcanzar el punto más alto de acep-
tación social a fines de 2011, cuando Cristina Fernández fue reelecta
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