Page 138 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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duras. A partir del golpe contra el gobierno de Zelaya, el proyecto
ALBA comenzó a decaer.
Imperialismo(s)
Las injerencias políticas, económicas o de extracción de bienes co-
munes en América Latina no son prácticas exclusivas de Estados Uni-
dos. Durante los últimos años, por ejemplo, China montó proyectos
de infraestructura a gran escala aprovechando la retracción de la
economía estadounidense que tuvo lugar a partir de la crisis de 2008.
La construcción de un canal que une el océano Atlántico con el Pa-
cífico, atravesando Nicaragua, parece repetir las estrategias de pene-
tración que Estados Unidos implementó hace más de cien años. Al
mismo tiempo, sostiene Maristella Svampa, “los vínculos con China
estuvieron lejos de concretarse desde un bloque común que apun-
tara a negociar mejores condiciones a nivel regional. Al contrario, se
impulsó la competencia entre los países a través de acuerdos bilate-
rales (que) acentuaron los intercambios asimétricos en el marco de
una nueva dependencia” .
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Sin desmedro de la gravedad y actualidad de estas lógicas renova-
das de dependencia “multipolar”, la densidad histórica del accionar
de EEUU y su política de desestabilización en la región –como la que
ilustra el relato que abre este artículo– nos convoca a poner el foco,
en estas líneas, en la injerencia norteamericana y sus consecuencias.
Bases militares y bienes comunes:
“dominación de espectro completo”
En 2013, el secretario de Estado del gobierno de Barack Obama,
John Kerry, dijo textualmente: “América Latina es nuestro patio
trasero”. Si bien sus palabras causaron rechazo, en verdad Kerry
no hizo más que repetir la política que Estados Unidos aplica des-
de 1823, cuando la Doctrina Monroe impulsó la conocida fórmula
“América para los americanos” con el objetivo de demarcar el te-
rritorio ante las potencias europeas. En la misma línea, en 1904,
el presidente Theodore Roosevelt declaró que “si algún país de
América del Sur se comporta mal, debe ser castigado”; así surgió
la política del “Big Stick” (Gran garrote), que definió la versión más
agresiva del injerencismo en la región.
Un breve repaso de lo que siguió hasta nuestros días incluye la
Alianza para el Progreso (1961-1970) impulsada por el gobierno de
John F. Kennedy; la puesta en marcha del Comando Sur en 1963;
2. Svampa, M. “Crítica a los progresismos realmente existentes”. En este libro, pág. 61.
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