Page 133 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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gando a ser estrellas mediáticas, calificadoras de riesgo… Todos estos
              poderes fácticos, que están haciendo política, de alguna manera han
              comprometido la propia gobernabilidad democrática.
                Y, finalmente, el empeño para asegurar la vigencia de los derechos
              humanos en la región, que es en este momento el propósito que tie-
              nen los consejos sectoriales. Unasur tiene 12, cada uno de los cuales
              tiene un campo a su cuidado, el Consejo de Salud, de Energía, de De-
              fensa… fue gracias a la tarea que cumplieron estos consejos sectoria-
              les que se han podido implementar políticas públicas para asegurar
              la vigencia de los derechos humanos.

              Diversos analistas coinciden en que el impulso de esta arqui-
              tectura de integración tuvo que ver con una etapa marcada
              por liderazgos y gobiernos progresistas. Un proceso que luego
              entra en un momento de reflujo o al menos de cierto estanca-
              miento. ¿Cuánto influyó en este retroceso la reconfiguración
              del escenario regional con el cambio de signo político en algu-
              nos gobiernos como los de Argentina y Brasil?
              Creo que no podemos caer en la trampa de confundir ideología con
              política. El hecho de que hayan existido en la región, a través de pro-
              cedimientos democráticos, cambios de signo ideológico en los go-
              biernos no quiere decir que eso tenga que sacrificar la integración
              política. Valores como la paz, la democracia, los derechos humanos,
              la protección del medio ambiente, la soberanía, que son las grandes
              fortalezas de la región, no dependen de que los gobiernos tengan
              una u otra ideología sino de que en efecto quieran comprometerse
              políticamente en una integración.
                La máxima sobre la cual nos estamos moviendo en Unasur es la
              de un regionalismo abierto en lo económico con una integración
              política en lo regional. Es decir, todas las alianzas que realicen los
              países para mejorar sus intereses económicos, para perfeccionar
              sus estrategias de relacionamiento comercial externo, son absoluta-
              mente válidas, las relaciones que pueda tener la Alianza del Pacífico
              con el pacifico asiático, Brasil con los Brics, los países petroleros
              con la OPEP, o toda la región con China, no tienen por qué alterar
              sus compromisos políticos alrededor de la integración.
                Lo que estamos haciendo aquí es defender la preservación de
              la democracia, la preservación de la paz como una situación de-
              seable para el progreso y la vigencia de los derechos humanos.
              Y en este sentido considero que, así como al comenzar este ci-
              clo había gobiernos progresistas y gobiernos menos progresistas
              que estaban interactuando en Unasur y que cumplieron las tareas

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