Page 129 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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de liberalización económica, bajo el gobierno de George W. Bush,
              se tiñeron de operaciones militares, guerras imperiales y nuevos
              autoritarismos, poniendo inevitable fin a las ensoñaciones de una
              mundialización capitalista feliz y pacífica. Huntington y su guerra de
              civilizaciones fue el epílogo neoliberal previsible del anunciado fin
              de la historia de Fukuyama.
                En Sudamérica, las rebeliones populares y los cambios políticos,
              que cuestionaban el presunto destino de “patio trasero” y configu-
              raban la matriz de una Nuestra América resurgente, recibían tam-
              bién más garrote que zanahoria. Bajo la nueva doctrina de seguri-
              dad nacional, el golpe de Estado en Honduras, en 2009, menos de
              un año después de su ingreso al ALBA, era también un golpe a la
              integración alternativa y la influencia de la revolución bolivariana,
              y el de Paraguay, en 2012, una espina clavada en el centro del Mer-
              cosur. Así lo comprendieron los propios gobiernos del sur que, tras
              ese golpe, tramitaron aceleradamente el ingreso de Venezuela a
              ese organismo regional que el gobierno bolivariano venía deman-
              dando desde 2006.
                A partir de 2011, tras los cambios en el procesamiento de la
              crisis económica capitalista abierta en 2008 que desplazaba sus
              efectos hacia el sur del mundo, comenzó a gestarse un nuevo ci-
              clo de la globalización promovido por las elites y fracciones del
              capital transnacional de los viejos centros imperiales. De esta ma-
              nera, nuevos y viejos tratados de liberalización económica entre
              regiones o a nivel global tomaron fuerza. En la OMC se avanzó
              con el Acuerdo sobre el Comercio de Servicios (TISA); en el plano
              intercontinental se promovió la Asociación Transatlántica para el
              Comercio y la Inversión (ATCI) entre Estados Unidos y la Unión
              Europea frente a Rusia y el Acuerdo Transpacífico de Cooperación
              Económica (TPP) entre Estados Unidos y países latinoamericanos
              y asiáticos frente a China. Asimismo, en el plano regional, avanza-
              ron los acuerdos bi o plurilaterales con la Unión Europea –incluso
              tomó nuevo brío la negociación del TLC con el Mercosur a partir
              de 2010– y se conformó la Alianza del Pacífico (2011) como la
              cuña estadounidense en el continente.
                La ofensiva neoliberal en la región de los últimos años llegó así
              con el aliento de esa nueva ola de la globalización imperial, del li-
              bre comercio y las promesas de inversiones. Sin embargo, la propia
              crisis que desencadena la neoliberalización capitalista, incluso en
              los centros imperiales, abrió paso a la victoria electoral de Donald
              Trump encabezando una coalición social de fracciones del bloque


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