Page 127 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
P. 127
y San Cristóbal y Nieves (2014). Por sus principios y características
se constituyó en una experiencia de avanzada en la construcción
de Nuestra América, planteando la herejía de una integración ba-
sada en la reciprocidad, la complementariedad y la cooperación
que no se restringía al intercambio comercial ni a las relaciones
interestatales, y que aspiraba a la configuración de un proyecto
regional común de articulación con el Sur global y confrontación
con los viejos centros imperiales.
Sin embargo, los límites internos y externos a la expansión y pro-
fundización de los procesos de cambio social más radicales –por
ejemplo, con la intervención imperial con el golpe en Honduras en
el norte y la afirmación del proyecto neodesarrollista en el sur– cul-
minó restringiendo al ALBA a economías poco complementarias,
de baja o escasa industrialización y que representaban tan sólo cer-
ca del 10 por ciento del PBI regional. Los eslabones más débiles de
la cadena neoliberal, donde la intensidad de la condensación de las
contradicciones sociales había abierto las puertas de los procesos
de transformación más profundos, mostraban por contrapartida
sus límites a la hora de su proyección regional.
La iniciativa de integración promovida por el gobierno bolivaria-
no en esos años buscó traspasar esas fronteras. Por una parte, en
2005 se lanzó Petrocaribe y el proyecto del Gasoducto del Sur así
como más tarde, desde la Unasur, se promovieron proyectos de
desarrollo regional en base a la explotación común de los bienes
naturales. Sin embargo, esta integración tendía a reforzar el modelo
extractivista –aunque bajo una perspectiva mercado-internista– y
la matriz estatalista. Por otra parte, se impulsaron los ambiciosos
proyectos de Telesur (2005) y del Banco del Sur (2007) aunque, par-
ticularmente, las resistencias opuestas por el gobierno brasileño los
restringieron o demoraron, y el segundo sufrió sucesivos cambios
que matizaron sus aspectos más transformadores.
En el plano político, la cooperación entre los procesos más trans-
formadores y los gobiernos neodesarrollistas pareció dar mejores
frutos. En 2008, luego de una serie de cumbres anteriores, vio la luz
la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) agrupando a los 12
países de Sudamérica. La Unasur cumplió un significativo papel a
nivel defensivo frente a los intentos de desestabilización y “golpes
blandos” –por ejemplo en Bolivia (2008), Ecuador (2010) e incluso
en los últimos tiempos en Venezuela– y la instalación de bases mi-
litares e injerencias estadounidenses en la región, contribuyendo
de esta forma al bloqueo de las restricciones a la vida democrática
127