Page 141 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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líderes golpistas ayudas para realizar unas Olimpiadas Especiales y
para cooperación tecnológica. El embajador norteamericano ter-
minó expulsado por el gobierno de Bolivia, acusado de “conspirar
contra la democracia”.
• Poco más de un año después del golpe en Honduras, el 30 de sep-
tiembre de 2010, Ecuador padeció un serio intento desestabilizador
bajo la forma de asonada policial. Previo a los hechos, el periodista
Juan-Guy Allard difundió un informe del Ministerio de Defensa del
Ecuador que alertaba que “diplomáticos norteamericanos se dedi-
can a corromper a la policía”, cuyos miembros “mantienen una de-
pendencia económica informal con Estados Unidos”. Lo cierto es
que al menos uno de los detenidos tras la revuelta, el coronel Ma-
nuel E. Rivadeneira Tello, había sido formado por el Comando Sur
en la Escuela de las Américas. Por otra parte, la investigadora Eva
Golinger informó que el Departamento de Estado había aumentado
notoriamente el presupuesto de la USAID en Ecuador: 38 millones
de dólares fueron destinados durante ese año para financiar a sec-
tores anticorreístas.
• En junio de 2012 fue desplazado de su cargo el presidente de Para-
guay, Fernando Lugo. “Mientras se realizaba el juicio político exprés
contra el presidente democráticamente elegido, diputados paragua-
yos se reunían con militares de Estados Unidos para negociar la insta-
lación de una base militar en el Chaco”, denunció la periodista Stella
Calloni. Efectivamente, en febrero de 2015 se inauguró en Paraguay
un “Centro de Operaciones de Emergencias (COE)” bajo las direc-
tivas del Comando Sur. El referente del Servicio de Paz y Justicia de
Paraguay, Abel Irala, sostuvo que se trata de una política de “pene-
tración imperialista con la formación de policías militarizadas y de
cuerpos especiales de élite” para enfrentar a grupos insurgentes.
Es harto conocida la influencia e injerencia política en asuntos in-
ternos que asumen los diplomáticos de “La Embajada”, así a secas,
como suele denominarse a las sedes diplomáticas norteamericanas
en nuestros países.
La presencia militar y la presión política se complementan con
una serie de iniciativas ideológicas y culturales que abarcan el
financiamiento de fuerzas de derecha, especialmente en países
donde hay gobiernos soberanos, mediante la promoción de ONG.
En lo económico, esos condicionamientos toman la forma de lo-
bbys empresariales o directamente de imposición de áreas de li-
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