Page 106 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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por algunos modelos de “economía feminista”, que quedaron atrapa-
            dos en las redes de “lo posible”, avalando las lógicas extractivistas del
            capital transnacional que provocan el saqueo y la destrucción de los
            bienes comunes, de los territorios cuerpo y tierra.


            Gobiernos “progresistas”: ataques a las
            demandas de las mujeres y de los feminismos
            Sin pretender hacer un análisis exhaustivo del período, podemos
            señalar la paradoja de que en gobiernos que se presentan como
            progresistas hay un desproporcionado ataque a las demandas de
            las mujeres y de los feminismos, e incluso se ha retrocedido en
            algunos casos de manera dramática –en Nicaragua, por ejemplo–,
            debido al pacto de los gobiernos con los fundamentalismos re-
            ligiosos, y especialmente con la jerarquía de la Iglesia Católica.
            La persecución y descalificación de las propuestas feministas por
            parte del gobierno de Rafael Correa en Ecuador, o de Daniel Orte-
            ga en Nicaragua, habla de procesos que mantienen como rehenes
            los cuerpos y deseos de las mujeres, y buscan subordinarlos a la
            lógica patriarcal del control de Estado. Que haya mujeres presas
            por abortar en El Salvador, con el gobierno del FMLN, es expresión
            de las tremendas deudas que estos gobiernos tienen con la vida y
            la libertad de las mujeres.
             En Venezuela, a pesar de que el propio Hugo Chávez se asumió
            como feminista, hasta el día de hoy sigue siendo penalizado el abor-
            to. Y si bien en la Revolución Bolivariana tienen un protagonismo
            decisivo las mujeres, y se ha avanzado mucho en leyes laborales y
            en el control de la violencia, el contraataque de la derecha se vale de
            lo que la revolución no hizo en términos de derechos de las mujeres
            y de los colectivos de la disidencia sexual, intentando regresar a las
            mujeres a los roles tradicionales de cuidado, valiéndose de la esca-
            sez actual por el acaparamiento de métodos anticonceptivos y de la
            prohibición del aborto.
             En Brasil y en Argentina se han logrado avances importantes en la
            década anterior en leyes contra la violencia hacia las mujeres, por
            la educación sexual integral, la identidad de género, entre otros. Sin
            embargo, existe una deuda con los derechos sexuales y reproducti-
            vos de las mujeres. En su explicación puede encontrarse el sistema
            de pactos con las iglesias. Ahora, cuando la derecha política avanza,
            estos logros se revierten con rapidez. Los acuerdos ideológicos con
            los fundamentalismos religiosos modelan una subjetividad conser-
            vadora, de reproducción de una familia inexistente, con varones que
            no pueden ser proveedores y se vuelven violentos, maltratadores, o
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