Page 71 - Vida ejemplar de Simón Bolívar
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Santiago Key Ayala

               Acata y absuelve al pueblo; y a sus enemigos, los perdona.
            Ahora, seguro de la alteza de su vida, que ha sintetizado en un
            par de frases, solo hay ya campo para el padre rebosante de cariño.
            El Libertador ha muerto. Queda el ciudadano, que también va a
            morir: “Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi
            muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la
            unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro”.
               Algo hubiera faltado a la grandeza de Bolívar sin su muerte
            ejemplar. Su naturaleza de grande se mantuvo hasta el momento
            en que la muerte empezó a ensombrecer sus ideas, colgando los
            fúnebres crespones en su mente.
               He ahí una muerte ejemplar, muerte que en vez de ser la
            negación de una vida grande, es su consagración y su corona.









































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