Page 52 - Vida ejemplar de Simón Bolívar
P. 52
VALORACIÓN
Es poco probable que el hombre de acción desconozca su
propio valer o lo tenga por inferior a la justa estimación. Tal
desconocimiento implica timidez y conduce al titubeo, a la pusi-
lanimidad, a la inercia. Suele suceder lo contrario. Los hombres
de acción se juzgan superiores a su real capacidad, y pasándose
de audacia se tornan irreflexivos y temerarios.
En Venezuela sobreabundan los hombres que se sobreestiman.
Tal sobreabundancia de megalómanos es tan manifiesta que se ha
hecho patente a nuestros propios ojos. Dichos y proverbios revelan
esta situación de conciencia. “Si se compra a ciertos hombres por
lo que valen, y se venden por lo que ellos creen que valen, se hace
magnífico negocio”.
A no caber duda, un país de hombres audaces promete más para
su propio adelanto que un país de timoratos. Pero la audacia de la
inconsciencia y la irresponsabilidad constituye la más peligrosa de
las cualidades, fecunda en fracasos, vergüenzas y catástrofes. Impro-
visadores sin talento, imitadores sin discernimiento producen, no ya
el fracaso inmediato, sino lo peor y más trascendente: el descrédito
de las ideas y el descrédito del noble impulso de acometividad, de
iniciativa, de renovación. Para mayor desgracia, los estultos suelen ser
los más pagados de su falso valor, los más vanos y peligrosos.
Vosotros pensaréis –y pensaréis bien– que es fácil aconsejar
la propia valoración, pero difícil alcanzarla. Realizar el consejo
del filósofo, conocerse, parece reservado a los más altos espíritus.
Intentadlo al menos. Llevad buena cuenta de vuestros éxitos y de
vuestros fracasos. Analizadlos con ánimo libre de vanidad y habréis
adelantado en el camino del propio conocimiento.
Hubo entre nosotros quien se conoció y se valoró con justeza.
Tuvo éxitos y fracasos. Sin moderar su actividad, su audacia, creció
en claridad de visión y realizó la tarea que se impuso. Midió su capa-
cidad de pensamiento y de acción, midió la magnitud de la empresa
por realizar, y encontró que él estaba a la medida de la empresa y
que la empresa estaba a su medida. La historia ha comprobado la
justeza de tal valoración.
51