Page 48 - Vida ejemplar de Simón Bolívar
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PROYECTAR
Noble es soñar y soñar en grande. Mejor en todo caso que
vivir adherido a los días presentes sin dirigir el espíritu hacia días
y niveles más nobles. Con todo, el sueño no basta. Es apenas
la primera etapa de un largo camino. Por cuanto implica un
progreso interno, merece nuestra simpatía y nuestro respeto.
Merece más nuestra gratitud y nuestra admiración cuando pasa
de sueño, se proyecta hacia afuera y comienza a ser acción.
Algunos creen haberlo hecho todo porque sueñan o han
soñado. Mientras otros realizan, sienten ellos consuelo y hasta
orgullo en decir: “Yo había pensado en eso”. La colectividad
reserva apenas una flor para los que solo han soñado. Para los
que han luchado y padecido por su sueño, guarda las coronas de
laureles, las de bronce, y aun las de espinas, ligeras unas, pesadas
otras, glorificadoras siempre.
Hay una clase de soñadores de indiscutible alteza. Para ser de
ellos precisa poseer cualidades de excepción. Son los hombres de gran
sinceridad, hondo pensar, verbo encendido o preciso, que empujan
las voluntades ajenas en el sentido de su sueño. Predicar así es actuar,
porque de su impulso nace la acción.
En el campo modesto señalado a los más, el peldaño inmediato
superior al sueño es proyectar. Proyecto es prólogo de realización.
El sueño apenas tiene contacto con la realidad objetiva. El proyecto
comienza por tener cuenta de la realidad, medirla, pesarla, analizarla.
Es, por supuesto, un grado de elevación. Pide mayor esfuerzo,
conceptos claros, virtudes más concretas que las del brillante
soñador. En el proyectar se pone a prueba el temple del carácter,
la densidad del pensamiento, el espíritu crítico, la claridad de la
visión. Bolívar tiene todo esto. Proyecta para las circunstancias
inmediatas. Proyecta para las circunstancias remotas. Remotas en
el tiempo y en el espacio.
Los proyectos son para él solo capítulos de la obra gigantesca
a la cual se ha consagrado, etapas de un itinerario previsto, a
cuyo extremo, remoto, están la libertad, la dignidad de América.
“Mientras haya que hacer, nada hemos hecho”. Es su concepto
de la obra integral. Queda para otros, ilustres servidores del ideal
americano, mas sin la visión amplísima del Libertador, confor-
marse con realizaciones parciales, descoyuntadas entre sí por
falta de la visión de conjunto. Él resume todos esos ideales en el
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