Page 56 - Vida ejemplar de Simón Bolívar
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Vida ejemplar de Simón Bolívar

                  Tampoco desdeñan los hombres extraordinarios esa forma de
               superación. Newton encuentra la gravitación universal, pensando
               siempre en ella, perfeccionando sus cálculos con los datos nuevos.
               Bolívar no descuida la lectura eficaz. Lee en el campamento y
               dondequiera puede hacerlo. En la noche, la luz de su estudio
               compite con la luz de su genio.
                  Se da el nombre de virtuosos a los artistas que alcanzan la
               perfección en su técnica. La logran con el constante ejercicio de sus
               facultades. Por extensión, se puede calificar de virtuosos a cuantos
               logran la perfección técnica en cualquier actividad. Se puede ser
               virtuoso en las más diversas profesiones. La virtuosidad es el premio
               del esfuerzo constante de superación. El milagro de tres virtudes a
               lo menos: la humildad, la constancia, el trabajo.
                  Se llega a la superación por otro camino. Es como una explo-
               sión. En determinado momento, el trabajador se revela superior
               a su nivel mediano, a sus facultades ordinarias. Crece de pronto
               su estatura mental o su habilidad manual. El artista  mediano
               produce la obra maestra. El experimentador encuentra la gran
               verdad. Alumbra de pronto el cerebro del hombre que piensa
               la idea trascendente, guía de un mundo mejor. Ha llegado el
               gran momento del trabajador, artista, escritor, sabio, hombre de
               Estado. Un solo momento, quizá. Tal momento le da puesto
               eterno en la admiración o en la gratitud de los hombres. Pensad,
               si sois ambiciosos, en la posibilidad del momento de superación
               para vosotros. No es cosa de milagro. La primera superación, la
               del lento esfuerzo, prepara en silencio para el posible momento
               glorioso. Es la acumulación de materiales capaces de arder. Si la
               chispa interviene, los hará entrar en ignición y llenará con sus luces
               las sombras de la noche.
                  No parece fácil encontrar en hombre de tan poderosas facul-
               tades, como fue Bolívar, momentos de superación. Pensó y ejecutó
               cosas tan extraordinarias, que resulta difícil aislar, como para el caso
               del hombre mediano, las cumbres de la superación. Su vida, su
               acción, se acercan más a la línea recta que a la curva ondulante, con
               máximos y mínimos. Si, empero, se intentare señalarlos, yo esco-
               gería cuatro momentos supremos. Son cuatro momentos de dolor
               y de desgracia. En medio del pánico del terremoto de Caracas,
               en las ruinas de San Jacinto. En San Mateo, cuando amenazado
               de perder la batalla, se desmonta del caballo y profiere la palabra


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