Page 30 - Vida ejemplar de Simón Bolívar
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Vida ejemplar de Simón Bolívar

               por tierras áridas donde su vida será inútil, o por arenales que lo
               sorberán, o irá a dar en un pantano,  donde se estancará y volverá
               la podredumbre. Si corre a la derecha, será limpio, útil, grande.
                  Tenéis el derecho de mezclar vuestro caudal de vida y de fuerza
               con otros como vosotros, fecundar valles, ir en un río largo y
               majestuoso, confundiros con el mar inmenso. Sois la juventud.
               Sois huéspedes de honor de la patria y estáis invitados a vivir. Al
               huésped de honor se le brinda con los mejores platos, y no con
               los desechos. Por todo eso tenéis el derecho de que se os ofrezca
               una gran vida ejemplar. Porque muchos, con el pretexto del amor
               y el respeto a la verdad, se empeñan en presentaros las vidas de
               los grandes hombres por el solo cariz en que ellos, los hipócritas,
               pueden asemejárseles: por el de las pequeñeces, las debilidades y
               las miserias. Adivinan jueces en vosotros y quieren confundiros.
               Aspiran a excusar su falta de ideas nobles, sus apetitos, su vida
               negativa, con los momentos en que el grande hombre decae,
               con los contados términos negativos que empequeñecen la suma
               total del polinomio, con las horas menguadas en que el hombre
               mediocre, sobre el cual va montado el grande hombre, lo sacude
               para derribarlo. No os dejéis engañar. El hombre ilustre es porque
               la suma de los términos en más abruma y hace despreciable la
               suma de los términos en menos.
                  Ahora, desechad un escrúpulo que veo asomar en vuestro
               espíritu de examen y de crítica. No temáis que sea necesario
               desfigurar ni mutilar a fondo la vida de Simón Bolívar para
               que se os pueda ofrecer como ejemplo. Al igual de un alimento
               concentrado, de un alcaloide en el que nada o casi nada es inútil
               a su objeto, la vida tan agitada de Bolívar se dedicó con tal fuego
               a su obra, que la obra misma es su vida y un solo grande ejemplo.
                  Tiempo hubo en que se le deificó y se pretendió ponerlo por
               cima del examen. Al propio tiempo, otros lo denostaban e inven-
               taban contra él, a su albedrío, las más viles calumnias. Cuando
               llegó, al fin, la hora de la buena crítica. Bolívar apareció en toda
               su grandeza efectiva. Libre de las penumbras borrosas que forman
               las leyendas favorables o adversas, los contornos de la gran figura
               se delinearon con toda la nitidez de las mayores glorias humanas.
               Cada documento nuevo ha contribuido a elevarlo en el aprecio
               y la consideración de los hombres. La razón de muchos de sus
               actos era desconocida. Entonces, por una reacción de la pequeñez


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