Page 24 - Todos los versos
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3. ir dondE no llaman
Hay un cuento, en el volumen ya mencionado,
titulado «Ir donde no llaman». Y en este volumen de
poemas una sección entera se denomina de la misma
manera, «Ir donde no llaman», lo mismo que el primer
poema de esta parte, que a su vez lleva el mismo nombre
y, para hacer la intratextualidad aún más compleja, es
también el epígrafe del cuento. Con un protagonismo
tan importante, vale la pena citarlo completo:
ir donde no llaman
recogiendo pedazos de algo
que no recordamos haber roto;
no responsables, no culpables,
tampoco inocentes
En el cuento nos encontramos con una personi-
ficación del tiempo, con su poetización también, cuan-
do se dice que «Lo veía ver venir la tarde» (p. 47) o se
habla de irse con el día o venirse abajo con él, marcando
de esta manera el paso del tiempo, llegando al tiempo
detenido, el del acecho, para finalmente constatar que el
tiempo no sobra, sino que falta: «pero uno es hombre
lleno de palabras y falto de tiempo». Falto de tiempo
para decir, para escribir, para hablar y cantar, para apa-
labrear. Y, sin embargo, es en un centro abstracto donde
transcurre el tiempo y se produce lo esencial, lo inasi-
ble. En el centro está lo roto, lo fragmentado, al mismo
tiempo que, muy cortazaranianamente, es en el centro
donde se puede lograr reencontrar el todo, el mandala,
uniendo los fragmentos.
XXIV