Page 25 - Todos los versos
P. 25
En «Ir donde no llaman» no se sabe si es el per-
sonaje o el día el que está sentado sobre la sabana, gracias
a la lograda ambivalencia gramatical en cuanto al sujeto
de la frase. De esta manera se produce la transformación
dinámica del discurso y la combinatoria de las palabras,
en este cuento que parece un poema, de apenas algo más
de una página; y en este poema que parece un epígrafe.
Más allá de todos los significados que podemos encon-
trar en el cuento y el poema del mismo nombre, el título
en sí remite, dentro de su ambigüedad (por supuesto), si
se coloca el énfasis en «no llaman», a una forma de ex-
clusión: intentar entrar a un espacio al cual no se ha sido
convocado. Pero, al mismo tiempo, no es una exclusión
aceptada pasivamente: si se coloca el énfasis en «ir» se
trata de la recia decisión de ingresar a ese espacio, a pe-
sar de lo que sea.
En oposición al despliegue narrativo que encon-
tramos en «Cuadros con cuatro» y en otros de sus no-
tables cuentos, Eduardo Gasca da una lección de despo-
jamiento en «Ir donde no llaman», cuando nos dice:
«Camilo contará algún día el suceso, y será: “Era tarde
y voló la garza y la nombró y Ramiro la erró y el cachorro
latió”. Es todo». Ahí también está narrado todo. Desnu-
do, conciso, en síntesis perfecta. Se trata de uno de los
tres breves cuentos que se diferencian netamente del res-
to, tanto de los de la primera sección como de los de la
segunda. Tienen la particularidad de que en todos ellos el
protagonista es el mismo, un indígena llamado Camilo.
En dos de ellos aparece también otro personaje, Rami-
ro, a su vez indígena. Pero como en todos los cuentos de
XXV