Page 325 - Todo César: Panorama de vida y obra
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324 Selección de ensayos y artículos
En música, no ha podido avanzar con muchos estragos la desintegración, la larga para exportar, sino que con ellos se remozarán las viviendas populares
y ello porque su raíz tradicional es profunda y está ligada igualmente a los en las zonas rurales, se facilitará la labor social, educativa, médica y moral. Se
medios populares urbanos. Desde los Olivares al maestro Sojo, y Esteves, es facilitará la labor para la asimilación de inmigrantes y volverá la vinculación a la
sangre del pueblo la que la nutre; allí su fuerza. Sin embargo, no faltan quie- tierra, al paisaje, al medio humano-social, y con ella se removerán los jugos más
nes rindan vasallaje al formalismo antipopular y fuera del espíritu nacional. profundos de la nacionalidad para la mejor expresión artística, nutrida ya de
En literatura, ya vemos lo que ocurre. Huxley, Lawrence, Kafka, Hesse son los sustancia venezolana verdadera. La integración de una justa conciencia nacio-
abrevaderos obligados de nuestros más jóvenes intelectuales; ya algunos otean a nal estará entonces en marcha nuevamente. La industrialización urbana se hará
Sartre: sobre los patrones de ellos, buscan escribir sin atender a una vinculación entonces más fácil, por cuanto no dependerá ya –en cuanto a materias primas–
con su pueblo, con su ambiente, no en balde toda nuestra vida existe a base de de mercados exteriores. El costo de la vida descenderá y las masas de empleados
importaciones. y obreros tendrán más acceso a los medios de adquirir y producir cultura. Por
Con Gallegos y Uslar Pietri se detuvo la ascensión novelística venezolana; eso, al luchar ahora con preocupación sincera por el progreso de la vida moral
los jugos que la nutrían se han agostado bajo el signo colonial ya en definitivo e intelectual de nuestra Venezuela, debemos mirar hacia la tierra y demandar
avasallamiento. La poesía en el llano y los Andes alza aún acentos telúricos sin decididamente la legislación radical que transforme su actual estructura lati-
encontrar eco retumbante en las ciudades. En cuanto a la escultura –con pocas fundista feudal.
excepciones–, ha quedado limitada a las chucherías y pacotillas de cementerios.
Junto al aparente auge cultural muy oropelesco, se precisa descubrir cuánto se 1949
mengua y derrumba, cuánto de falso hay en él, y cómo lo irrisorio de nuestra
economía intervenida ha ido determinando su desintegración. Por ello, cuando
se habla de fortalecer e intensificar ese proceso y ese desarrollo de la cultura
venezolana con el espíritu mismo de la nacionalidad, es preciso mirar hacia las
raíces del problema. Para que haya una cultura propia, nacional, se precisa que
quienes la forjen tengan una conciencia nacional, y ella se forma solo a base de
orgánica compenetración con todo cuanto conforma la patria. Pero el éxodo
campesino, las migraciones internas al azar de las circunstancias y una vida
urbana cada vez más extranjerizante en el plano “civilizado”, no son condiciones
favorables para la conquista de esa conciencia.
Tenemos, pues, como suma, que sin transformar nuestras fuentes de produc-
ción económica mediante la suspensión radical del latifundio, que sin modifi-
car a fondo el régimen de la tierra que condiciona nuestra actual producción
agrícola, todo cuanto se haga será por las ramas. Y lo será porque allí, en nuestro
feudalismo agrario, radica la clave de nuestra presente situación. Suprimiendo el
latifundio, poniendo esas vastas extensiones, ahora inactivas, a producir racio-
nalmente, mediante planificaciones técnicas, asentando en ellas con derechos
propios a sus núcleos campesinos, no solo se revivificará la producción agrope-
cuaria y con ella toda la economía nacional, permitiendo que baje el renglón de
importaciones, por cuanto produciremos para satisfacer nuestro consumo y a