Page 306 - Sencillamente Aquiles
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sencillamente aquiles
con su voz vanguardista de veinte años el «Poema de las
torres del radio»:
Hoy ha subido hasta mi verso,
amargado de músicas antiguas,
la alegría del poema
de las torres del radio.
La brisa de Marconi,
que sacude los follajes de la selva y del mar, marcha,
[cargada
de rocío con el vino de mi poema, que es un vino color de
[sangre.
Recoge los signos de las llanuras del hielo,
la voz de los pájaros de las islas volcánicas,
la égloga de las colinas,
la oda de los Himalayas.
Y canta bajo las estrellas cosmopolitas
su inmenso canto de púrpura.
Los hombres se alzan para escuchar el canto, prolongados
[sobre sí mismos,
tienen la actitud de las torres
que avizoran el mundo
con sus pupilas de marfil o sus pupilas de cristal.
Y todo mientras las torres de los poetas, las torres del radio,
alzadas en la luz del alba,
con su cabellera de alambre tendida a las espaldas, oyen,
[con sus oídos eléctricos,
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