Page 276 - Sencillamente Aquiles
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sencillamente aquiles
del sexo que cunde en nuestro tiempo entre todas las ju-
ventudes, ¿por qué la gente seria lo censura en sus efectos
y no en sus causas? El hombre lleva dentro de sí un instinto
natural de libertad, al que si no le diese salida cada cierto
tiempo, y de algún modo, lo ahogaría. La juventud tiende
a desahogarlo por las vías nobles y creadoras de la lucha po-
lítica y de la discusión de ideas. Pero estas manifestaciones
se le reprimen dura y tenazmente. Se comprende entonces
que obturadas todas las demás posibilidades de ejercer su
impulso natural de libertad, haga uso de la única que por
no amenazar la estabilidad del sistema le está permitida.
En esa manía de desnudez y obscenidad que ha invadido
ahora el teatro, la literatura y la vida de las ciudades no veo
yo otra cosa que un desplazamiento del sentimiento de li-
bertad, impuesto a las nuevas generaciones por el régimen
de creciente represión política, hoy imperante. Las gentes
mayores se alborotan mucho porque los jóvenes se recrean,
como solo ellos pueden hacerlo, en esas prácticas del ci-
nismo sexual; pero es a los jóvenes a quienes condenan;
de ninguna manera, yendo a la raíz del asunto, exigen se
le dé a la juventud otra opción de libertad. Si no se le per-
mite a uno desahogar sus impulsos de libertad por la pa-
labra, por las ideas, por la lucha, pues, es comprensible que
tienda a de sarrollarlo por cualquier otra manera, porque
si no uno simplemente estallaría. En 1965, el 18 de oc-
tubre, se estableció que los universitarios más diestros del
mundo en materia de destruir pianos a hachazos son los
de la Academia de Artes y los del Colegio Técnico de
Meadway en la ciudad de Kent. Todos los años se celebra
allí un concurso internacional al que acuden universita-
rios de toda Europa y de Estados Unidos. Es una especie
de campeona to o festival del destrozo, cuyo motivo es la
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