Page 83 - Perforación mediática
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Lo cierto es que la guerra está de aquel lado del Arauca
           vibrador, con cuatro ejércitos en pugna: el  oficial, las guerrillas,
           los paramilitares y el narcotráfico. Súmesele ahora un quinto: el
           US Army y sus bases con goce de inmunidad e impunidad.
                 El gobierno colombiano violó el territorio de Ecuador y lo
           bombardeó. Su policía ingresó en Venezuela y secuestró al can-
           ciller de las FARC, Rodrigo Granda,  en pleno centro de Caracas.
           Ni Ecuador ha agredido a Colombia ni mucho menos Venezuela.
                 En nuestro país viven unos 5 millones de colombianos.
           Los desplazados del conflicto armado de la nación vecina  son
           recibidos y atendidos en Venezuela. Hemos acogido unos 200
           mil refugiados. Caracas ha sido sede para la búsqueda de la paz
           colombiana desde la Cuarta República. La locura belicista solo
           la acarician la oligarquía neogranadina y una desquiciada opo-
           sición mediática y partidista, cuyas  aventuras le salen cada vez
           más costosas al país.

           BARRER LAS BASES
           Corren días de beisbol y soplan vientos belicistas. En uno y otro
           caso, barrer las bases es un deseo de las gradas y un clamor de
           los pueblos. En la pelota, cuando las almohadillas están llenas,
           los fanáticos del equipo al bate piden a gritos un jonrón, el gran
           slam que traiga a todos los embasados para el home. En los países
           con enclaves militares de naciones extranjeras, el grito popular
           contra los intrusos es: ¡Go home!
                 Lamentablemente, la guerra no es un deporte, aunque la
           mayor potencia militar del planeta se la tome como un juego
           macabro. En nuestro costado occidental, en la vecina  Colombia,
           los Estados Unidos han logrado un acuerdo para instalar allí
           siete bases militares. La mayoría de los países de Suramérica ha
           manifestado su  preocupación, con sobrada razón.





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