Page 80 - Perforación mediática
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de la Casa Blanca e informó al mundo su inconsolable pesadum-
          bre por la democracia venezolana. Nada nuevo tampoco; ese
          ritornelo mingón empezó en 1999, cuando el  presidente electo,
          Hugo Chávez Frías, juró frente a una constitución moribunda y
          un cadavérico puntofijismo.
               El dúo se hizo trío y desde el parlamento de la vieja Europa
          la derecha ultramontana se sumó a la monótona sinfonía. El
          Partido Popular, heredero del franquismo, reunió 27 votos (de
          un total de 785) y lanzó un alarido de solidaridad con el fugitivo
          Manuel Rosales, Baduel y los policías del 11-A, no faltaba más.
          Los medios volvieron a titular (igual que el año pasado y el an-
          tepasado): “Parlamento Europeo preocupado por Venezuela”.  Mi
          profesor y amigo Héctor Mujica lo decía así: Nil novi sub sole.
               Una noticia doméstica fastidió la fiesta mediática interna-
          cional. La firma Datanálisis, insospechable de chavismo, informa-
          ba que la popularidad del presidente Chávez subía al 61%. Antes
          de que el oposicionismo irredento pudiera respirar el enojo y
          digerir la tirria, su encuestadora preferida le remachaba: “Cerca
          del 40% de la población manifiesta haber comprado aunque sea una
          vez productos en PDVAL, mientras que 51% lo hacen en Mercal”.
          Mira tú.
               El problema de la oposición criolla pudiera estar en su irre-
          frenable y compulsiva globalización. Desde hace 10 años vive bus-
          cando apoyos y acuerdos en una cosa que los adecos de Caripito
          llaman “el concierto de las naciones”, algo que Globovisión tra-
          duce como “el escenario internacional”. Durante una década esa
          oposición se extasía oyendo los cantos de sirena de la CIDH, el
          parlamento europeo, la SIP y funcionarios de la Casa Blanca que
          piden reservar su nombre. Mientras tanto, Hugo Chávez pierde
          su tiempo inaugurando un mercalito en la calle Orinoco Nº 46
          de El Tigrito.





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