Page 69 - Perforación mediática
P. 69

Comprendo que da rabia reconocerlo, pero chavistas y
           antichavistas saben que el viaje de Bush a Suramérica tuvo un
           solo nombre: Hugo Chávez. En el supuesto negado de que no
           fuera así, habría que preguntarse por qué la comitiva del jefe
           del imperio lo negaba a cada rato, incluso sin que nadie se lo
           estuviera preguntando y, asimismo, por qué en todas partes los
           reporteros  lo interrogaban sobre lo mismo: Chávez, Chávez,
           Chávez, en un bis infinito, un abrumador y desesperante replay
           de espejos enfrentados.
                 Los días previos al viaje de mister Bush, los grandes medios
           de Estados Unidos se dedicaron a atacar al presidente venezolano
           y a aconsejarle a Bush cómo tratarlo o referirse a él. Desde The
           New York Times y The Washington Post hasta los panfletos maya-
           meros inutilizaron sus espacios en la cruzada contra Venezuela.
           La cadena CNN se quejó porque, por culpa de Bush, era mal re-
           cibida en América Latina. ¿Ajá? CNN cree que nuestros pueblos
           son tarados. Todos los imperialistas creen eso.
                 En la pugna por ver quién le daba el mejor consejo anticha-
           vista al jerarca gringo, terciaron los organismos multilaterales. La
           Comisión Interamericana de Derechos Humanos no se preocupó
           en disimular su lacayismo y volvió a declarar contra Venezuela,
           justo cuando Bush andaba por Suramérica. La “neutral” CIDH
           gusta de estas retributivas “coincidencias”. Una cosa denominada
           Diálogo Interamericano se precipitó también a emitir su “diag-
           nóstico” antichavista.
                 La fijación  no cesaba. Hasta ciertas individualidades busca-
           ron ganar puntos frente al carnicero de Bagdad. Tal es el caso del
           gelatinoso columnista  Andrés Oppenheimer, quien le recomendó
           a Bush contratar a unos cómicos, como los que llevó Charles
           Schapiro a la embajada gringa en Caracas, para que le escribieran
           algunos libretos. A lo mejor este lacayo no anda tan descaminado.
           El libreto de los cómicos bien pudiera titularse: “La obsesión”.



                                   69    Earle Herrera
   64   65   66   67   68   69   70   71   72   73   74