Page 73 - Perforación mediática
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de los Estados Unidos, o como decíamos en los años 60, 70, 80 y
           90, del imperialismo yanqui agresor.
                 El movimiento “manos blancas” tiene un solo problema: del
           lado de la Revolución Bolivariana está el pueblo. No es fácil de
           explicarlo a la luz de la teoría de la comunicación, pero ese pueblo
           se hizo inmune al incesante bombardeo mediático. Globovisión,
           por ejemplo, irrita e indigna con sus grotescas manipulaciones y
           distorsiones informativas, pero su efecto se queda en los sectores
           más disociados de la oposición. Ese canal y su audiencia forman
           un círculo vicioso que, como tal, se retroalimenta en una perenne
           endogamia comunicacional. Y toda endogamia ya se sabe lo que
           produce.
                 Volviendo con el abrazo del oso imperial, llama la atención
           que los jerarcas gringos que confunden  a Venezuela con Perú
           sepan perfectamente  dónde está la Escuela de Trabajo Social de
           la UCV, de dónde son los chicos pacíficos que le pegaron candela
           y por qué uno de sus prospectos luce una traumática curita en la
           nariz, emblema ingrato que recuerda otros golpes y otros fracasos,
           amén de ser una  suerte de condecoración de guerra ganada en
           el campo de batalla, llámese este Plaza Altamira o estación  La
           Hoyada.
                 El 11 de abril de 2002,  Estados Unidos se pronunció una
           vez secuestrado Chávez y llevado a La Orchila. En esta ocasión,
           frente a las protestas estudiantiles teledirigidas, el Departamento
           de Estado precipitó su apoyo, impaciente porque las cosas no han
           salido como calculó y, por el contrario, despertaron a las com-
           bativas masas populares. Tendrá la Casa Blanca que cambiar esa
           estrategia de pretender derrotar la Revolución Bolivariana  con
           “manitos blancas”, medios golpistas y patéticas curitas con las que
           sueñan torcer para siempre el rumbo de la historia.







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