Page 65 - Perforación mediática
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el Comandante Hugo Chávez, su monárquico: “¿Por qué no te
           callas?”. Dicho esto, siguió dormitando, ajeno e indiferente a lo
           que decían los jefes de Estado de  sus antiguas colonias. Desde
           ese día no supimos más del rey de España por la gracia de Franco,
           hasta que apareció de safari, rifle  terciado, al lado de un elefante
           muerto, víctima de su elogiada puntería ante un blanco de cuatro
           toneladas.
                 Fue un día sublime, paroxístico,  para la “alternativa demo-
           crática” venezolana. El monarca la vengaba de tantas derrotas
           electorales, militares y “cívicas”, como el sabotaje petrolero,   a
           manos del “teniente coronel”, del “zambo”, del “impresentable”,
           del... etcétera, pues. Dos siglos retrocedieron en segundos para
           que el rey volviera a sentir las lamidas mimosas del mantuanaje.
           ¡Y viva España!, se dejaba oír en las caravanas que salieron a ce-
           lebrar al Este del Este de la Caracas mantuana, venida a menos y
           resucitada por un grito precedido de un bostezo.
                 Sería ocioso hacer la lista de los titulares de prensa y noti-
           cieros de radio y televisión. Los articulistas opositores estuvieron
           escribiendo sobre el tema (y exprimiéndolo) durante año y medio.
           La frase real y realista (de realeza) “¿por qué no te callas?” se con-
           virtió en consigna electoral. El infalible tirador de elefantes era
           visto por los aindiados oligarcas criollos como un Fernando II.
           Una pureta sifrina que trotaba por Cumbres de Curumo exclamó
           sublimada: ¡Deberían canonizarlo en vida!
                 La fiesta se les terminó cuando Hugo Chávez los hizo mor-
           der el polvo de la derrota en la siguiente elección. Como para ese
           entonces nadie los instigó a “drenar su arrechera”, la pagaron con
           el rey de España y lo olvidaron. No imaginaban que unos años
           después, al monarca  y al resto de la vieja Europa los mandaría
           a callar su antigua colonia, ahora convertida en  imperio. A raíz
           del caso Snowden, el viejo continente reclamó a Estados Unidos





                                   65    Earle Herrera
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