Page 405 - Lectura Común
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Luis Alberto Crespo
               aún las voces de sus cantores y su música de cañón: Encarnación
               y Martín Rodríguez, Antonio Borges… Sonaba la charrasca, el
               bandolín y el cuatro. Mucho más tarde, desde los años cincuenta,
               Caracas se llamó Billo Frómeta y nadie se quedó sentado. Toda
               Venezuela se dio a bailar con la Billo Caracas Boy’s, no importa
               dónde ni cómo, en la radio, en el tocadiscos, en el club, en la fiesta
               de cumpleaños o de graduación. El maestro Frómeta es hoy la nos-
               talgia perfecta de una alegría colectiva que es un busto de bronce
               en la esquina de Marcos Parra, frente a la Asamblea Nacional.












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