Page 95 - La escena contemporánea y otros escritos
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Mariátegui: política revolucionaria. Contribución a la crítica socialista
prensa redactada por literatos fracasados, totalmente impregnados de
d’annunzionismo y de nostalgias imperiales.
Y en la guerra contra Austria, gesta d’annunziana, se generó el
fascismo, gesta d’annunziana también. Todos los líderes y capitanes del
fascismo provienen de la facción que arrolló al gobierno neutralista de
Giolitti y condujo a Italia a la guerra. Las brigadas del fascismo se llamaron
inicialmente haces de combatientes. El fascismo fue una emanación
de la guerra. La aventura de Fiume y la organización de los fasci fueron
dos fenómenos gemelos, dos fenómenos sincrónicos y sinfrónicos. Los
fascistas de Mussolini y los arditi 104 de D’Annunzio fraternizaban. Unos y
otros acometían sus empresas al grito de “¡Eia, aia, alalá!” El fascismo y el
fiumanismo se amamantaban en la ubre de la misma loba como Rómulo
y Remo. Pero, nuevos Rómulo y Remo también, el destino quería que uno
matase al otro. El fiumanismo sucumbió en Fiume ahogado en su retórica
y en su poesía. Y el fascismo se desarrolló, libre de la concurrencia de todo
movimiento similar, a expensas de esa inmolación y de esa sangre.
El fiumanismo se resistía a descender del mundo astral y olímpico
de su utopía, al mundo contingente, precario y prosaico de la realidad. Se
sentía por encima de la lucha de clases, por encima del conflicto entre la
idea individualista y la idea socialista, por encima de la economía y de sus
problemas. Aislado de la tierra, perdido en el éter, el Humanismo estaba
condenado a la evaporación y a la muerte. El fascismo, en cambio, tomó
posición en la lucha de clases. Y, explotando la ojeriza de la clase media
contra el proletariado, la encuadró en sus filas y la llevó a la batalla contra
la revolución y contra el socialismo. Todos los elementos reaccionarios,
todos los elementos conservadores, más ansiosos de un capitán resuelto a
combatir contra la revolución que de un político inclinado a pactar con ella,
se enrolaron y concentraron en los rangos del fascismo. Exteriormente, el
fascismo conservó sus aires d’annunzianos; pero interiormente su nuevo
contenido social, su nueva estructura social, desalojaron y sofocaron la
gaseosa ideología d’annunziana. El fascismo ha crecido y ha vencido no
como movimiento d’annunziano sino como movimiento reaccionario; no
como interés superior a la lucha de clases sino como interés de una de
104 Así se llamaban los secuaces de D’Annunzio.
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