Page 305 - La escena contemporánea y otros escritos
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Mariátegui: política revolucionaria. Contribución a la crítica socialista
su individualismo. Y por esto, la última batalla entre el individualismo y
el socialismo se librará, tal vez, entre la ciudad y el campo.
Varios estadistas europeos comparten, implícitamente, esta preocu-
pación de Gorki. Caillaux, verbigracia, mira con inquietud y aprensión la
tendencia de los campesinos de la Europa Central a independizarse del
industrialismo urbano. Resurge en Hungría la pequeña industria rural.
El campesino vuelve a hilar su lana y a forjar su herramienta. Intenta
renacer una economía medioeval, una economía primitiva. La intuición,
la visión de Gorki coincide con la constatación, con la verificación del
hombre de ciencia:
Yo he hablado con Gorki de esta y otras cosas en diciembre de 1922
en el Neue Sanatorium de Saarow Ost. Su alojamiento estaba clausu-
rado a todas las visitas extrañas, a todas las visitas insólitas. Pero María
Feodorowna, la mujer de Gorki, me franqueó sus puertas. Gorki no habla
sino ruso. María Feodorowna habla alemán, francés, inglés, italiano.
En ese tiempo Gorki escribía el tercer tomo de su autobiografía. Y
comenzaba un libro sobre hombres rusos.
— ¿Hombres rusos?
—Sí, hombres que yo he visto en Rusia; hombres que he conocido; no
hombres célebres, sino hombres interesantes.
Interrogué a Gorki acerca de sus relaciones con el bolchevismo.
Algunos periódicos pretendían que Gorki andaba divorciado de sus
líderes. Gorki me desmintió esta noticia. Tenía la intención de volver
pronto a Rusia. Sus relaciones con los Soviets eran buenas, eran
normales.
Hay en Gorki algo de viejo vagabundo, algo de viejo peregrino Sus
ojos agudos, sus manos rústicas, su estatura un poco encorvada, sus
bigotes tártaros. Gorki no es físicamente un hombre metropolitano; es,
más bien, un hombre rural y campesino. Pero no tiene un alma patriarcal
y asiática como Tolstoy. Tolstoy predicaba un comunismo campesino
y cristiano. Gorki admira, ama y respeta las máquinas, la técnica, las
ciencias occidentales, todas las cosas que repugnaban al misticismo de
Tolstoy. Este eslavo, este vagabundo es, abstrusa y subconscientemente,
un devoto, un fautor, un enamorado del Occidente y de su civilización.
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