Page 304 - La escena contemporánea y otros escritos
P. 304

La escena contemporánea y otros escritos


               generosos respondieron a este llamamiento. Las masas obreras dieron
               su óbolo. Mas el instante no era propicio para la caridad y la filantropía.
               El ambiente occidental estaba demasiado cargado de rencor y de enojo
               contra Rusia. La gran prensa europea acordó a la campaña de Nansen
               un  favor  desganado.  Los  estados  europeos,  insensibilizados,  envene-
               nados por la pasión, no se consternaron ante la desgracia rusa. Los soco-
               rros no fueron proporcionados a la magnitud de ésta. Varios millones de
               hombres se salvaron; pero otros varios millones perecieron. Gorky, afli-
               gido por esta tragedia, anatematizó la crueldad de Europa y profetizó el
               fin de la civilización europea. “El mundo —dijo— acaba de constatar un
               debilitamiento de la sensibilidad moral de Europa”: ese debilitamiento
               es un síntoma de la decadencia y degeneración del mundo occidental.
               La civilización europea no era únicamente respetable por su riqueza
               técnica y material sino también por su riqueza moral. Ambas fuerzas le
               habían conferido autoridad y prestigio ante el Oriente. Venidas a menos,
               nada defiende a la civilización europea de los asaltos de la barbarie.
                  Gorki  escucha  una  interna  voz  subconsciente  que  le  anuncia
               la ruina de Europa. Esta misma voz le señala al campesino como a un
               enemigo implacable y fatal de la revolución rusa. La revolución rusa es
               una obra del proletariado urbano y de la ideología socialista, esencial-
               mente urbana también. Los campesinos han sostenido a la revolución
               porque ésta les ha dado la posesión de la tierra. Pero otros capítulos
               de su programa no son igualmente inteligibles para la mentalidad y el
               interés agrarios. Gorki desespera de que la psicología egoísta y sórdida
               del campesino llegue a asimilarse a la ideología del obrero urbano. La
               ciudad es la sede, es el hogar de la civilización y de sus creaciones. La
               ciudad es la civilización misma. La psicología del hombre de la ciudad
               es más altruista y más desinteresada que la psicología del hombre de
               campo. Esto se observa no sólo en la masa campesina sino también en
               la aristocracia campesina: el temperamento del latifundista agrario es
               mucho menos elástico, menos ágil y menos comprensivo que el del lati-
               fundista industrial. Los magnates del campo están siempre en la extrema
               derecha; los magnates de la banca y de la industria prefieren una posi-
               ción centrista y tienden al pacto y al compromiso con la revolución. La
               ciudad adapta al hombre al colectivismo; el campo estimula bravíamente


                                                                          303




       BM_Laescenacontemporaneayotros escritos_TomoI.indd   303            08/10/10   17:48
   299   300   301   302   303   304   305   306   307   308   309