Page 132 - La escena contemporánea y otros escritos
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La escena contemporánea y otros escritos


                  Los fautores de la democracia no desesperan, sin embargo, de que
               la Sociedad de las Naciones adquiera la autoridad y la capacidad que le
               faltan. Funcionan actualmente en casi todo el mundo agrupaciones de
               propaganda de las finalidades de la Liga, encargadas de conseguir para
               ella la adhesión y el respeto reales de todos los pueblos. Nitti propugna
               su reorganización sobre estas bases: adhesión de los Estados Unidos e
               incorporación de los países vencidos. Keynes mismo, que tiene ante la
               Sociedad de las Naciones una actitud agudamente escéptica y descon-
               fiada,  admite  la  posibilidad  de  que  se  transforme  en  un  poderoso
               instrumento de paz. Ramsay Mac Donald, Herriot, Painlevé, Boncour, la
               colocan bajo su protección y su auspicio. Los corifeos de la democracia
               dicen que un organismo como la Liga no puede funcionar eficiente-
               mente sino después de un extenso período de experimento y a través de
               un lento proceso de desarrollo.
                  Mas las razones sustantivas de la impotencia y la ineficacia actuales
               de la Sociedad de las Naciones no son su juventud ni su insipiencia.
               Proceden de la causa general de la decadencia y del desgastamiento
               del régimen individualista. La posición histórica de la Sociedad de las
               Naciones es, precisa y exactamente, la misma posición histórica de la
               democracia y del liberalismo. Los políticos de la democracia trabajan por
               una transacción, por un compromiso entre la idea conservadora y la idea
               revolucionaria. Y la Liga congruentemente con esta orientación, tiende
               a conciliar el nacionalismo del Estado burgués con el internacionalismo
               de la nueva humanidad. El conflicto entre nacionalismo e internacio-
               nalismo es la raíz de la decadencia del régimen individualista. La polí-
               tica de la burguesía es nacionalista; su economía es internacionalista.
               La tragedia de Europa consiste, justamente, en que renacen pasiones y
               estados de ánimo nacionalistas y guerreros, en los cuales encallan todos
               los proyectos de asistencia y de cooperación internacionales encami-
               nados a la reconstrucción europea.
                  Aunque adquiriese la adhesión de todos los pueblos de la civiliza-
               ción occidental, la Sociedad de las Naciones no llenaría el rol que sus
               inventores y preconizadores le asignan. Dentro de ella se reproducirían
               los conflictos y las rivalidades inherentes a la estructura nacionalista
               de los Estados. La Sociedad de las Naciones juntaría a los delegados de


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