Page 88 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
P. 88

88  Rafael Ramón Castellanos



             cendido ya en muchas partes del universo, especialmente en América, por
             lo que el rey de España, Femando VII, accedió a este Tratado de la Santa
             Alianza el 4 de junio de 1817, cuando había tomado corpulencia nuestra
             guerra de independencia.
               Bolívar y Sucre estuvieron siempre al mismo nivel en el exordio y el germinar
             del entendimiento para la felicidad de los pueblos, y éste último, entre el gran
             contingente de destacados jefes militares al servicio de la causa de la libertad, es

             la personificación ilímite de la deidad aplicando la diplomacia, sin olvidar que
             con Simón Bolívar en 1810 fueron a Londres otros dos emisarios prestantes:
             Luis López Méndez y Andrés Bello, siendo especialmente éste una destellante
             personalidad en el estudio, asimilación y práctica del Derecho Internacional,
             paseando sus juicios fundamentales por las principales escuelas de América y, al
             correr de los tiempos, en materia de consulta, por Europa, y hoy los tratadistas
             consultan muchas de sus exposiciones sobre el arte de la paz, ya que él tuvo
             tiempo para estudiar, madurar, fructificar y echar raíces humanísticas y Sucre
             cuando entre 1815 y 1817 es ya Comisionado para aplicar normativas del De-
             recho Internacional ante los que habían sido sus compañeros en la Campaña

             de Oriente de 1813, apenas es un mozo veinteañero.
               Es necesario exponer también que no pueden minimizarse los trabajos
             que en la génesis de la nacionalidad cumplieron todos los emisarios de la
             Primera República en diferentes lugares de América y de Europa, y ardua-
             mente los Jefes de Misión en cuanto a la consolidación de la Gran Colom-
             bia y aún después que la diáspora barrió el sueño imperecedero del mori-
             bundo de Santa Marta y surgieron Ecuador, Nueva Granada y Venezuela.

               Mas es el Tratado de Regularización de la Guerra un magistral monu-
             mento para el análisis de las relaciones diplomáticas en la América Hispana.
             Desde cada uno de los Artículos está la razón del hombre que en la ley, en
             el perdón y en el diálogo, hizo brillar aún más la estrella de Bolívar. Quizás
             por ello pudo decir el académico venezolano doctor Pedro Pablo Barnola
             (S. J.), lo siguiente:
   83   84   85   86   87   88   89   90   91   92   93