Page 245 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
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La dimension internacionaL deL Gran mariscaL de ayacucho 245
Aires que mande un fuerte ejército para que lo consiga, pues de
otro modo es difícil.
Yo he dicho a Vd. mi general, mil veces, que toda mi ambición
está cifrada en acabar la guerra con los españoles e irme a mi casa
de simple ciudadano. Por fortuna esta guerra está concluida, sólo
existe por rendirse un cuerpo de 270 hombres que en un par
de semanas estará sometido. Sobre estos principios marcharé en
mi conducta ulterior. Yo no he ofrecido a nadie encargarme de
mando de pueblos, y en consecuencia he resuelto estar aquí hasta
el 15 ó 20 mientras arreglo esta provincia, seguiré a Chuquisaca
y estaré diez días con la misma ocupación allí; luego me voy para
La Paz y sin pararme, para Arequipa. Como general del ejército
está a mi arbitrio elegir mi residencia. Añadiré a Vd. más, y per-
dóneme por nuestra amistad, en el correo enviaré mi renuncia
del mando del ejército unido, y me reduciré al mando del ejér-
cito de Colombia ya que Vd. dice que no tiene facultades para
aceptar la renuncia de éste, la que he mandado por triplicado al
gobierno de Bogotá. Así yéndome a Arequipa después de haber
concluido aquí los españoles, habré cumplido mi único, mi úni-
co y mi único compromiso en esta guerra. Atendiendo desde allí
al ejército de Colombia y tratando de conservar el orden en los
cuerpos de tropas peruanas que quedan aquí, llenaré mis deberes;
lo demás no es mi negocio ni puede serlo. No entendiendo el
manejo de pueblos sería un desatino tomar sobre mi responsa-
bilidad asuntos que me iban a causar disgustos. No crea Vd. mi
general, que esto lo haga por orgullo; ignorando la conducta que
deba usar me expongo a sentimientos que no debo recibir. Yo no
soy para hombre público; Vd. mismo me cita un paso falso en El
Callao, y sería un tonto después que he logrado alguna estima-
ción como soldado, perderla por meterme a hombre político. Es
verdad, mi general, que mi conducta en El Callao fue tan incierta
porque estando opuestas mis opiniones con las órdenes de Vd.,
preferí obedecer a Vd. como soldado, cuyos deberes son siempre
pasivos en esos negocios.